No era la primera vez que Caballé abordaba la vida de Arenal, de la que ya había hecho una pequeña semblanza. "Yo tenía el deseo de entenderla y saber si merecía la pena seguir conociéndola para preservar su memoria o si había sido un personaje muy circunscrito a su tiempo", explicó Caballé, autora de las biografías de Carmen Laforet y Francisco Umbral. "Lo primero que hice fue leerme los 23 volúmenes de sus obras completas y llegué a la conclusión de que ni mucho menos estaban completas", explicó.

La obra de Concepción Arenal marcó la evolución de la situación de los presos, abogando por un trato más humanitario para estos últimos en un momento en el que la cárcel era un lugar donde "simplemente se les hacinaba hasta que morían". Su aportación al derecho penitenciario fue fundamental pese a que "ella siempre rechazó acudir a los congresos donde la invitaban para tratar este tema, nunca quiso salir de España y enviaba sus propuestas por carta", manifestó Caballé.

"Escribiendo esta biografía me he sorprendido de que como sociedad no hayamos sido capaces de valorar el alcance de Arenal, que fue una de las instigadoras de lo que ahora llamamos sociedad civil", aseveró la escritora. Entre otras cuestiones, fue quien desvinculó por primera vez la caridad de la iglesia, movilizando a la burguesía. "Rescató la beneficencia de manos de la iglesia razonando que no debe haber una caridad que a cambio obtenga a un ser cautivo", dijo.

"Cuando murió fue una gran desconocida, obsesionada con el hecho de que era una voz que clamaba en el desierto porque en su tiempo no consiguió una influencia efectiva pero no fue así y la prueba de ello es que su nombre es conocido en toda España aunque es una figura muy desdibujada y no se conoce su extraordinaria vocación filosófica", remarcó la autora.