El viajero hila cada vez más fino. En su telar de destinos turísticos ya no busca dar grandes puntadas con las principales ciudades, espectaculares parajes, las atracciones más concurridas... El visitante es ahora un aventurero que borda su álbum de recuerdos con fotos de pequeños lugares, menos conocidos y con el encanto del que explora un terreno poco pisado. La comunidad online "Atlas Obscura" plasma en un mapa del mundo esos lugares tan encantadores como poco visitados que sorprenden a quién los conoce. Surgida en 2009, acumula ya más de 15.000 puntos repartidos por todo el globo terráqueo a los que han bautizado como "atracciones extraordinarias". Y como no podía ser de otra manera, Galicia aparece representada con 15 emplazamientos. Quizá para los gallegos no sean lugares particularmente raros, pero sí extraordinarios en lo que se refiere a su historia o belleza.

Esta comunidad de intrépidos viajeros destaca en las baterías militares de Cabo Silleiro, los muíños de O Folón y la capilla de las Conchas en Pontevedra; la playa de las Catedrales y la muralla de Lugo en la provincia lucense; y Castro Baroña, el Museo Casa de Man; la edificación La Trufa en Dumbría; el Parque del Pasatiempo; las reliquias de Santa Minia en Brión, la torre de Hércules y el campo de menhires en A Coruña; y en Santiago el botafumeiro, la sombra del peregrino, el banco de los enamorados de la alameda compostelana.

Baterías militares de Cabo Silleiro. Construidas tras la Guerra Civil, entraron en funcionamiento en los años 40 para proteger la costa de un posible ataque naval. Abandonadas desde el año 1998, sus más de 200 metros de galerías ofrecen misterio y aventura, pero también un gran peligro. Su estado ruinoso desaconseja su visita por motivos de seguridad.

Muíños de O Folón y O Picón. Un total de 57 molinos, datados en los siglos XVIII Y XIX y reconstruidos en los años 90 forman este conjunto que se erige sobre una empinada ladera, sobre un salto de agua con un desnivel de unos 75 metros de altura. Una ruta de unos 3 kilómetros te sumerge en el tiempo y la naturaleza.

Capilla de las Conchas en Pontevedra. Es un templo único en Galicia por su singularidad: una ermita recubierta del caparazón de las vieiras, símbolo el Camino de Santiago y de la vida eterna. Es uno de los reclamos turísticos más fotografiados de A Toxa, y su espíritu marinero también se percibe en el interior, pues está dedicada la Virgen del Carmen, patrona de los marineros. Como detalle curioso, en ella se casó Mariano Rajoy con Elvira Fernández en 1996.

Playa de As Catedrais. Es una de las más concurridas de la Mariña lucense por las hermosas bóvedas rocosas de hasta 32 metros de altura que el mar y el viento han ido escarbando en la costa. Los arcos, pórticos y pasadizos recuerdan a la arquitectura de los grandes templos religiosos, de ahí su nombre. Es importante conocer las mareas para visitar esta playa, puesto que la pleamar cubre por completo las columnas. Cuando el mar se retira la playa llega a los 12 metros de ancho y 1400 metros de largo.

Muralla de Lugo. Dos milenios de historia y Patrimonio Mundial de la Unesco. La fortificación es el emblema indiscutible de la ciudad, y su reclamo más universal. Imprescindible es el paseo por el adarve de la muralla, monumento sin parangón en el mundo, pues es la única que en todo el territorio del antiguo imperio conserva íntegro su perímetro. Conserva casi ochenta cubos o bases de sus primitivas torres semicirculares y cuadradas, y su adarve -o paseo de ronda- es una verdadera calle, muy transitada por vecinos y turistas.

Castro Baroña. Es uno de los yacimientos prehistóricos más visitados de Galicia y representa uno de los mejores ejemplos de los asentamientos costeros de la cultura castrexa. Su localización sobre una punta que se adentra en el mar proporcionaba una buena defensa natural a sus habitantes, así como recursos marítimos para alimentarse.

Museo Casa de Man. 'Man' era un viajero alemán que se instaló hace medio siglo en Camelle, un pueblo costero de A Coruña. Allí, al lado el mar, construyó una cabaña de apenas seis metros cuadrados decorada con decenas de círculos de colores muy vivos. Llevaba una vida de eremita, muy austera y apartado del mundanal ruido, pero acogido por los vecinos de la villa. Dedicó su tiempo a esculpir y pintar peñascos, dando lugar a un espacio peculiar que hoy se conserva en su memoria. Falleció tras la marea negra del Prestige.

Parque del Pasatiempo. Este gran jardín modernista es uno de los rincones más singulares de España. Se trata de un parque enciclopédico ideado por dos hermanos indianos a principios del siglo XX cargado de relieves, esculturas, murales, grutas y estanques. Sorprende al visitante por la multitud y disparidad de elementos que acoge, aunque en los últimos años su estado de conservación ha empeorado y ha sufrido desprendimientos en algunos de sus elementos más icónicos.

Reliquias de Santa Minia en Brión. Los restos de una mártir cristiana son venerados en una pequeña capilla del s. XVIII en el lugar de Pedrouzos, en Brión, un concello próximo a Santiago de Compostela. El cuerpo menudo y delicado de la joven puede contemplarse dentro de urna de cristal, al que los creyentes pasan pañuelos para curar sus dolores de huesos en una multitudinaria romería que se celebra en septiembre.

Torre de Hércules y campo de menhires en A Coruña. La luminaria romana más antigua del mundo se conserva en la urbe coruñesa y ostenta el orgullo de ser Patrimonio de la Humanidad. Sus 58 metros de altura y su planta cuadrada con fachada neoclásica lo hacen erigirse majestuoso frente al mar, como un orgulloso guía en la noche de los tiempos. En las inmediaciones se encuentra el conjunto de monolitos, realizado por el escultor gallego Manolo Paz, inaugurado en 2003, bautizado como "Menhires por la Paz". Cada uno de los doce megalitos tiene abierto en el centro una ventana.

Botafumeiro, la sombra del peregrino y el banco de los enamorados en Santiago. Sin duda, el lugar más conocido de Galicia es la catedral de Santiago, gran centro de peregrinación cristiano que atrae a miles de "concheros" cada año, especialmente en los "xacobeos". Entre los tesoros que acoge el gran templo está el "botafumeiro", un gran incensario que vuela sobre las cabezas de los asistentes los cultos para purificarlos, espiritual y físicamente. Fuera, en el exterior, se halla la "sombra del peregrino", solo visible cuando cae el sol. Se trata de una peculiar aparición sobre la fachada de la catedral, en la base de la Torre del Reloj y al lado de la Puerta Santa. Los efectos del alumbrado público parecen dibujar la silueta de un "conchero" medieval, al que además apuntan varias leyendas. Por último, cierra esta peculiar lista de "atracciones extraordinarias" el asiento pétreo frente al palco de la música de la Alameda Compostelana. Se le conoce como el "banco de los enamorados" en alusión a los antiguos amoríos que allí se sellaron.