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La mitad de lo que se vende como miel en Galicia es un sucedáneo

-Los apicultores reclaman al Gobierno un etiquetado que no confunda al consumidor -El sector recogió apenas 500 toneladas, una cuarta parte de la producción habitual

La mitad de lo que se vende como miel en Galicia es un sucedáneo

El sector de la apicultura en Galicia no vive su mejor momento, pese a la indudable calidad del producto que comercializa. A su ya larga y por momentos infructuosa lucha contra la plaga de la avispa velutina, voraz depredadora de las abejas, se suma una caída en la producción por las inclemencias del tiempo, que ha hecho que en 2018 la producción sea de apenas el 30 por ciento. Este año, apuntan los apicultores, se han recolectado unas 500 toneladas de miel, cuando lo habitual son unas 2.000. Mientras tanto, otra batalla continúa anquilosada en las administraciones: la histórica reclamación de que el etiquetado refleje la composición precisa del producto y su origen. Han sido muchas las ocasiones en las que el sector ha acudido al Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y ahora, tras el cambio de Gobierno, esperan ser escuchados, aunque no son demasiado optimistas al respecto.

Y es que, recuerda Suso Asorey, portavoz de la Asociación Galega de Apicultores (AGA), el 50 por ciento de las mieles que se comercializan no son tales, sino sucedáneos de sirope con azúcar que incluyen un porcentaje, en muchas ocasiones ínfimo, de origen natural. "Incluyen tal vez un 1% de miel de aquí, de España, y un 99% de fuera que son productos que se fabrican en laboratorios, no los hacen las abejas. El consumidor está totalmente indefenso ante eso, no sabe distinguir", señala.

Ese porcentaje de mieles falsificadas se incrementa hasta el 75 por ciento en el mercado global y no en vano el propio Parlamento Europeo admite que se trata del tercer producto más adulterado del mundo. Así, en la Unión Europea, donde España es el principal productor, se intenta proteger al sector con una directiva que sin embargo admite la importación de producto extranjero, que luego se mezcla con el europeo. De hecho, una investigación de la UE -segundo productor mundial tras China-, el 20 por ciento de las importaciones de miel no respeta los estándares de calidad comunitarios. En el etiquetado se refleja esta situación con la frase, muy común, de "mezcla de miel procedente y no procedente de los países de la UE".

En el caso concreto de Galicia, una denominación de origen desde 1997 y una identificación geográfica protegida (IGP) con reconocimiento europeo desde 2007, salvaguarda la Mel de Galicia, presente en el contraetiquetado identificativo propio que garantiza el origen y calidad del producto. Pero esa miel, a un precio que no baja de los 10 euros el kilo, debe competir ante el consumidor con otras que se venden por 4 euros.

"Aquí las cosechas con el cambio climático son cada vez más bajas y el precio de nuestra miel sube, mientras que el de las otras se mantiene", remarca Asorey, que precisa que este año ha sido "muy negativo" para el sector, con apenas 500.000 kilos de producto recolectado. "Nosotros estamos muy tranquilos con la calidad del producto porque es extraordinario pero es muy escaso, el año pasado fue muy malo y este fue peor, se recogió un 70 por ciento menos de la cosecha normal", explica el portavoz de AGA, que ante las previsiones del próximo subraya que "peor que este año es muy difícil que sea".

Detrás de la baja producción está el cambio climático, subraya, que hace mella en los insectos. Fue una primavera lluviosa y fría y un verano muy inestable, y esas condiciones afectan al ciclo biológico de las abejas, amenazadas por las avispas asiáticas y otras especies invasoras pero también por la agricultura intensiva y el uso de pesticidas, entre otros.

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