El fin de semana la red social Twitter convirtió en un fenómeno viral algo tan cotidiano para las familias con hijos pequeños como es el hacer los "deberes en familia". La historia la publicó un internauta autodenominado Eugenio D'ors (@ra_LA_me) sobre una tarea escolar de su hija de 3 años que le ocupó todo el fin de semana, al tener que sacar e imprimir numerosas fotos de la niña con la "mascota" de la clase, un muñeco de trapo. Tratada con un gran sentido del humor y tal vez con ciertas dosis de ficción, lo cierto es que la anécdota recibió más de 8.700 "me gusta", además de cientos de muestras de apoyo de padres que se han visto en la misma situación -también algunas críticas- que demuestran que la eterna polémica por los deberes escolares comienza ya en la etapa de Educación Infantil.

La raíz del problema, subraya la pedagoga Paula Suárez, está en la "obligatoriedad" de una actividad que debería ser realizada con "motivación" y en el hecho de que cada familia es diferente y no todas pueden hacer frente del mismo modo a ese tipo de ejercicios. "Si lo que te proponen en la escuela no se adapta para nada a tu dinámica familiar lo que hacen es ocupar un tiempo que ningún miembro tiene y al final esa obligatoriedad lo que hace es irrumpir en la familia", subraya Suárez, representante en Vigo de la Asociación Profesional de Pedagogos y Psicopedagogos de Galicia (Apega). Así, subraya que "trabajar en familia en casa, uniendo escuela y hogar, es positivo" pero desde la "complementariedad para consolidar el aprendizaje" y, en el caso de los niños pequeños, durante "unos diez o quince minutos". "En ese ratito se trabajan aspectos de la vida del niño como son la organización, la gestión del tiempo, la responsabilidad o la motivación", subraya la experta, que mantiene la misma postura para los deberes en etapas escolares más avanzadas. "La pregunta que deberíamos hacernos es: ¿en el tiempo de escuela tal y cómo está ahora, todos los niños aprenden lo que tienen que aprender? Posiblemente la respuesta sería que no", remarca.

En esa pregunta incide también el profesor Suso Bermello, secretario nacional de CIG-Ensino. "Los profesores tenemos un problema, y es un currículum absolutamente sobrecargado y descomunal que no podemos abordar bajo ningún concepto. Eso pasa en Bachillerato, Secundaria y también en Primaria, y muchas veces tenemos que abordar cosas que nos parecen relevantes y dejar otras al margen y ahí es donde se aprovecha ese trabajo colaborativo", remarca.

Bermello, que considera que los deberes deben ser "el mínimo imprescindible y siempre como un refuerzo de carácter individual", admite que "la teoría es perfecta" pero no es fácil llevarla a la práctica por la presión externa a la que están sometidos los docentes para cumplir con la programación. "Habría que evitar por todos los medios que aquello que nosotros no damos en clase, que no somos capaces de hacer colectivamente, tengamos que dejarlo en manos de los alumnos y sus familias", precisó.

Por todo ello, la solución pasa, invariablemente, por el cambio del modelo educativo, según recalca Bertila González, portavoz de Foanpas, el colectivo que engloba a las Anpas de Vigo. "Los niños pasan un tiempo excesivo en el colegio, aulas matinales, comedor y actividades extraescolares. Cuando llegan a casa se encuentran con una carga excesiva de deberes y casi no queda tiempo para jugar y hablar, que también es aprendizaje. Y para los padres y madres la conciliación laboral es muy compleja y deben hacer un gran esfuerzo para dedicar un tiempo cualitativo, ya que cuantitativo ya es imposible. La convivencia en familia trabaja valores necesarios y el poco tiempo que se pasa con ellos se debería dedicar a eso", sentencia.

Bertila González - Foanpas

"La convivencia familiar trabaja valores necesarios y ese tiempo debería dedicarse a eso"

Suso Bermello - Profesor. CIG Ensino

"Habría que evitar que lo que no damos en clase se deje en manos de los alumnos"

Paula Suárez - Pedagoga

"Trabajar en casa es positivo, pero un ratito y como complemento y no una obligación"