Un código de colores, con cinco niveles del verde al rojo, identificará en las etiquetas de alimentos y bebidas la calidad nutricional, con el objetivo de que el consumidor tome una decisión motivada para seguir una dieta más saludable. Este nuevo etiquetado frontal, denominado "Nutriscore", se podrá ver en los supermercados en breve, ya que las empresas están empezando a adoptarlo de forma voluntaria, si bien será obligatorio dentro de un año y será aprobado por un real decreto que lo regulará.

Se trata de una de las medidas adelantadas con motivo del Día Mundial de Lucha contra la Obesidad por la ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, María Luisa Carcedo, con las que el Gobierno pretende reforzar la Estrategia Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad (Naos), puesta en marcha en 2004.

El nuevo código consiste en un gráfico con coloración gradual del verde al rojo y cada producto destacará el color que le corresponda en función de su contenido en azúcares, grasas saturadas, sal, calorías, fibra y proteínas. Los colores verdes identificarán los productos más saludables y los rojos los de menor calidad nutricional.

Carcedo ha anunciado, además, otras iniciativas durante la entrega de los XII Premios Estrategia Naos para prevenir las tasas de obesidad y sobrepeso de la población española, cuya incidencia se ha triplicado entre 1975 y 2016, lo que demuestra "que no hemos realizado el suficiente esfuerzo".

Así, se limitará la publicidad de los alimentos poco saludables dirigida a menores de 15 años mediante una reforma del código PAOS de autorregulación de la publicidad. Se pretende dar un nuevo impulso a ese código, cuya adhesión es voluntaria, para que las empresas lo adopten de forma mayoritaria. En caso contrario, el Ministerio estudiará la adopción de otras medidas de control.

Más preocupante que las tasas de obesidad y sobrepeso es el hecho de que afecte de forma "más grave" a los niños y lo haga de forma desigual, con más incidencia en personas con rentas más bajas y menor nivel educativo, aseguró Carcedo. Los productos menos saludables "llenan más" y son "más baratos", ha explicado la ministra, que ha precisado que el objetivo es que no sean la base fundamental de la alimentación, así como fomentar que se puedan adquirir otros a precios asequibles con más cantidad de proteínas, vitaminas... Conscientes de que el entorno escolar es un espacio "determinante" para la adopción de hábitos saludables, se instaurarán medidas en colegios e institutos para impedir la venta de alimentos y bebidas con alto contenido en azúcar, ácidos grasos saturados y trans, sal y calorías.

Más preocupante que las altas tasas, según Carcedo, es el hecho de que los niños sea el grupo "más gravemente afectado por este problema de salud pública", así como la desigualdad en su distribución al afectar más a los colectivos más desfavorecidos. La ministra ha valorado el Plan de colaboración para la reducción paulatina hasta 2020 del 10 % de azúcares añadidos, grasas saturadas y sal en alimentos y bebidas y ha agradecido la implicación de la industria.