Los grupos Al-Anon en España cumplen este mes 55 años, aniversario que conmemorarán el día 24 (17.30 horas) con un acto público que se celebrará en el Centro Sociocultural O Ensanche de Santiago, al que invitan a todos los familiares de alcohólicos que necesiten ayuda para afrontar un problema que, según el psiquiatra Gerardo Flórez Menéndez, director de la Unidad de Trastornos de la Conducta Adictiva de Ourense, afecta a un 2-5% de los adultos gallegos. "Por eso debemos inferir que entre un 2 y un 5% de las familias gallegas están afectadas. Se trata de un problema muy prevalente", afirma el especialista, que advierte de la estrecha relación entre esta adicción y la violencia doméstica.

Aunque el alcoholismo dentro del núcleo familiar no sigue un patrón de afectación, explica que la probabilidad de que las dinámicas de interacción familiares se vean afectadas es alta. Al igual que lo es su impacto en el desarrollo emocional de los niños que se crían en un hogar afectado por el alcoholismo. "Si la adicción de uno de los adultos genera una situación de conflicto y/o violencia, se generará estrés, que afectará al desarrollo emocional de los niños y el riesgo que desarrollen un apego inseguro y distintos trastornos mentales se eleva", asegura.

También existe un mayor riesgo de que desarrollen una adicción. "Existe un factor genético que aumenta el riesgo de forma basal. Por otro lado, las personas que durante su infancia y adolescencia han estado expuestas a situaciones estrenasteis sostenidas en el tiempo presentan un riesgo más elevado de desarrollar una adicción", comenta.

Según el psiquiatra, los motivos por los que a los familiares de enfermos alcohólicos les cuesta aceptar el problema hay que buscarlos en la permisividad de la que goza el alcohol. "El alcohol es el tóxico social por excelencia. Se supone que los miembros adultos de nuestra sociedad deben conocerlo y consumirlo sin descontrolarse. El descontrol que genera el alcohol es muy estigmatizante y los familiares tienden a ignorarlo, algo que también hace nuestra sociedad en general", argumenta.

En cuanto a por qué muchos familiares asumen la responsabilidad del comportamiento del adicto, explica que responde a un patrón de simpatía y lealtad hacia el enfermo que hace que asuman que este no es competente para controlar su conducta y que son ellos quienes deben hacerlo.