La temporada de setas ha arrancado, aunque algo tarde debido a la tardanza de las primeras lluvias y las altas temperaturas de los primeros compases del otoño. Los aficionados a la micología han tenido que retrasar sus salidas cerca de mes y medio para encontrar hongos en el monte y las primeras incursiones han sido bastante decepcionantes. Con todo, confían en que la situación remonte.

Con el inicio de la temporada vuelven los "falsos mitos" sobre las setas. De cara a salir al monte a hacerse con un buen puñado de ellas es necesario desterrar algunos de ellos, puesto que ponen en riesgo nuestra salud:

  • Las que crecen en la madera son todas comestibles
  • Las que están roídas por animales silvestres se pueden comer
  • Si huelen bien o tienen colores agradables no son tóxicas
  • Si ennegrecen el ajo, objetos de plata, cebolla o miga de pan pueden comerse
  • Son tóxicas todas las que tienen vulva y anillo
  • Pierden toxicidad al hervirlas, salarlas o macerarlas en vinagre

En los montes de la provincia de Pontevedra y el sur de Galicia hay tradicionalmente variedades comestibles casi en cualquier lugar. Existen zonas de recogida consideradas clásicas, lugares imprescindibles para los buscadores debido a su alta producción micológica y a su accesibilidad: los montes de O Vixiador en Candeán y los alrededores de la Universidad de Vigo, en la zona de Vigo; el entorno del lago Castiñeiras, en O Morrazo; el monte Castrove, entre Meis y Poio; los pinares costeros de la comarca de O Salnés (Sanxenxo, O Grove y A Illa de Arousa) y, en el interior de la provincia, las riberas del Ulla y los robledales y castañales de Lalín, Silleda y Forcarei.