El cambio de los patrones climáticos en la Europa atlántica es uno de los factores que está favoreciendo el aumento de la aparición de toxinas emergentes en Europa. La detección de estas sustancias tóxicas se ha convertido en la línea de investigación para el grupo "Farmatox," vinculado a la Universidad de Santiago (USC) y dirigido por el catedrático de Farmacología gallego Luis Botana. Tanto es así que acaban de obtener una financiación de 2 millones de euros a cargo del programa Interreg para investigar 'micotoxinas', como se denomina a las toxinas creadas por hongos, y a su eliminación en alimentos, especialmente destinados a nutrición animal.

El proyecto, denominado "Agritox", será desarrollado por un consorcio internacional y coordinado por Botana. Con esta nueva concesión, el grupo gallego gestiona cerca de cinco millones de euros en la investigación de toxinas emergentes. El horizonte de posibilidades que ofrece el proyecto "Agritox" para la comunidad científica es muy amplio, dado que las 'micotoxinas' son toxinas de hongos que hay en los cereales y que también aparecen en todos los productos derivados o relacionados.

Piensos de alimentación

De hecho, una de las problemáticas de este tipo de toxinas está planteado en los piensos de alimentación animal, unos compuestos que acostumbren a tener cantidades de micotoxinas muy superiores a las de los alimentos para humanos, que están sometidos a sistemas de control más severos. La elevada concentración de toxinas emergentes en los productos de alimentación para animales ya están generando problemas importantes de varios tipos en su salud, una casuística diversa que va desde abortos, retrasos en el crecimiento... Además, otro agravante viene dado por el hecho de que la ingestión de las micotoxinas concentradas en los piensos afectan la cualquier especie (gallinas, pavos, conejos, cerdos, vacas), explican desde el grupo de la USC.

"Farmatox" (Toxinas marinas: Mecanismos de Transdución, usos terapéuticos y métodos de detección) tiene en marcha otro proyecto, concedido en 2017, denominado "Alertox", con el que se pretende crear una red de alerta de toxinas marinas y cuenta con una financiación de tres millones de euros.

Luis Botana asegura que "Agritox" se apoya en el anterior proyecto, aunque este incluye más socios. "La idea es similar, aunque en el caso de las toxinas marinas se conocen mejor". "Agritox" lidera un consorcio internacional en el que participan universidades, empresas y centros de investigación de varios países, tales como la Queens University (Belfast), Facultad de Ciencias de Oporto, TEAGASC (Irlanda), Cifga, Estación Fitopatolóxica de Areeiro, Agencia Nacional de Seguridad Alimentaria de Francia, en Bretaña, y la cooperativa agrícola Villa del Conde, radicada en Portugal. Además, se pretende "aprovechar la tecnología que tenemos para ver cómo se puede aplicar en el ámbito de los problemas que planteen los socios".

Detectarlas y purificarlas

El equipo de investigación gallego se encargará de ver qué toxinas emergentes hay en las sustancias de estudio, purificarlas, estudiar su toxicidad e idear un método de detección y eliminación.

El objetivo último de este proyecto Interreg de I+D es la identificación de toxinas emergentes en alimentos, así como su desarrollo y testar nuevos métodos de identificación y eliminación. Esta línea de trabajo que no resulta ajena para este equipo de investigación de Botana. De hecho, este grupo de la USC viene de patentar en colaboración con el grupo "Nanomag" liderado por el investigador José Rivas un nuevo método de destoxificación, al tiempo que ya completaron la identificación de nuevas toxinas emergentes.