Un total de 7.646 gallegos cuentan con un testamento vital o de voluntades anticipadas, un documento en el que dejan por escrito las intrucciones sobre cómo quieren ser tratados al final de su vida o cuando ya no estén en condiciones de poder decidir. Pese a que la cifra de este tipo de inscripciones en el Registro Gallego de Instrucciones Previas de la Consellería de Sanidade se duplicó en poco más de cinco años -eran 3.545 los testamentos vitales inscritos en enero de 2014 y más de 7.600 los registrados hasta este mes de octubre-, Galicia está a la cola del país en este tipo de documentos. Es la segunda comunidad con menor tasa de testamentos vitales por cada mil habitantes (2,82), solo por encima de Extremadura (1,70), según los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad.

El objetivo de inscribir este documento en los registros autonómicos es que llegado el momento, los sanitarios tengan un documento que acredite cual era el deseo del paciente para sus últimos días de vida. En el texto se puede especificar desde los cuidados que se recibirán -por ejemplo, técnicas de soporte vital o cuidados de confort-, el destino de sus órganos y tejidos o incluso qué quiere que se haga con su cadáver. En el caso de Galicia, las mujeres se animan más que los hombres a dejar marcadas las instrucciones a seguir: seis de cada diez testamentos vitales (4.842) están firmados por mujeres, frente a 2.804 por hombres, según los datos de Sanidad, correspondientes a este mes de octubre. Se trata de una tendencia común en todo el país ya que ellas son mayoría en todas las comunidades excepto en Cantabria, donde hay 2.656 hombres que han inscrito su testamento vital, frente a solo 200 mujeres. Los datos de Sanidad también revelan que casi la mitad de quienes se animan a dejar fijadas sus voluntades anticipadas en Galicia superan los 65 años (3.615 hasta este mes), seguidos de quienes ya rebasan los 50 (2.499).