Adolescentes con tendencia a meterse en problemas paranormales con un entusiasmo digno de mejor causa. Seres sobrenaturales que se cuelan en las vidas de esos chicos y chicas para hacer el mayor daño posible. Qué peligroso es ponerse a ver vídeos nocivos que pueden hacerte rehén de desgracias descontroladas. En fin: una película como "Slender man" está más vista que el tebeo, y eso no es un defecto si el tebeo es bueno, pero es un lastre insuperable cuando es malo. No, malo no: malísimo. Quizá, por aquello de ser benévolos con una propuesta que asume sin tapujos su condición de bisutería, se puede dar por válida la presentación de algunos personajes en un universo profundamente superficial.

La empatía con los personajes (y es algo importante si tenemos en cuenta que nos piden que suframos por ellos cuando les llega la hora final) brilla por su ausencia, y no solo por la endeblez de un guión pobretón de diálogos risibles, sino también por las precarias interpretaciones de un reparto de saldo.

Sin olvidarse de meter sustos de rebajas, la realización alcanza momentos ridículos que desbaratan cualquier intento de sembrar miedo entre los espectadores. Solo cuando la figura supuestamente terrorífica se sugiere sin hacerla completamente visible hay algún atisbo de inquietud. El resto es una acumulación de lugares comunes, incoherencias y torpezas que quita el sitio en la cartelera a buenas películas que nos escamotean cada semana.