Un incansable y entusiasta Emilio Duró contagió su optimismo y buen humor a más de un millar de personas que ayer asistieron a su conferencia "No vale rendirse", con la que se inauguró el II Foro de Educación organizado por FARO DE VIGO en el Auditorio Mar de Vigo.

Empresario, fundador de ITER Consultores, asesor y formador, Duró lleva casi una década impartiendo conferencias enfocadas al desarrollo de actitudes proactivas en las personas con el objetivo de mejorar su motivación de cara a una vida que, recordó, se prolongará en un futuro no muy lejano hasta los 100 años. "En 1900 el objetivo era sobrevivir por fuerza de voluntad, a partir de los 70 lo importante era conseguir un buen trabajo en el que ganar mucho dinero pero para el futuro lo importante va a ser cómo vamos a vivir esos 100 años, tenemos que prepararnos para ello", afirmó. El deporte y una buena nutrición son fundamentales para afrontar esa longevidad en la mejor de las condiciones físicas posibles, aseveró, además de hacer hincapié en el ámbito emocional, en el que centró su discurso.

Apenas tardó el empresario catalán en "cambiar" el título de su conferencia "No vale rendirse" por un "Lo niego todo" con el que arrancó al público las primeras de muchas carcajadas a lo largo de una vibrante intervención en la que mezcló anécdotas y experiencias propias con frases célebres de diferentes personalidades, datos de estudios internacionales y de análisis propios y también breves vídeos con los que ilustraba lo que iba contando. Tan sólo durante la proyección de éstos se detenía durante apenas unos breves minutos su vertiginosa exposición.

Duró prometió una "conferencia canalla". "No tengo verdades absolutas y lucho por no tomarme la vida muy en serio", comenzó el experto en motivación, que recurrió a una fórmula matemática (Ego = 1/ conocimientos) para calcular el cociente de humildad y recordó una de las míticas frases de Groucho Marx ("Es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente") para subrayar que "una de las peores cosas que hay es un tonto motivado".

Acto seguido, hizo repaso de su trayectoria que, recordó, fue la habitual. "Nací en Lérida hace 58 años, cuando llegó el momento de estudiar elegí la carrera en la que podría ganar más dinero, saqué buenas notas y al acabar me llamaron de la mejor auditoría del mundo donde descubrí a gente que se excitaba con un balance y no me pareció muy normal. Luego el presidente de la empresa me llamó para decirme que era brillante y que acabaría siendo como él así que lo dejé", resumió. Ello, unido a una etapa personal en la que un hermano enfermó de cáncer y perdió a sus padres hizo que se replantease su vida y se preguntase dónde estaba la felicidad.

A partir de ahí estudió a las personas a quienes todo les salía bien y nunca se desanimaban y, al contrario, vio que otras que hacían lo mismo no obtenían los mismos resultados. Lo aplicó a su vida con buenos resultados y poco después llegó la conferencia, en Galicia, que cambiaría su vida, en 2010.

"Me pidieron una conferencia para el comercio gallego porque había una baja y di una charla casi sin preparar que se grabó sin mi permiso y se puso en internet", explicó Duró, que desde entonces fue invitado en todos los programas de televisión de máxima audiencia e imparte charlas en empresas como Microsoft, IKEA, Novartis o Inditex, entre otras.

"Soy el gran gurú de la felicidad, el gran coacher", ironizó sobre sí mismo el catalán. En constante movimiento, subiendo y bajando las escaleras del escenario y mezclándose con las primeras filas del público, Duró subrayó que las claves del éxito son "la pasión, el optimismo, el trabajo duro y el conocimiento".

Al respecto de la pasión y el optimismo, reclamó a los asistentes que no permitan que sus hijos y sus alumnos las pierdan y recordó que para ello lo fundamental es ser quiénes transmitan ambos. "¿Qué queréis para vuestros hijos en el futuro?¿Que sean felices? Mentira, el objetivo es que sean universitarios", aseguró para acto seguido preguntar por la pasión. "El problema de la vida es decir una cosa, pensar otra y hacer otra diferente, ¿estáis haciendo algo que os apasione?", preguntó para luego recordar que "en la vida todo empieza con la emoción y termina con la emoción". Por ello, reclamó fomentar en los niños la motivación y el interés por el aprendizaje del arte, la música, el deporte, la creatividad". También hizo hincapié en que no se debe hacer la vida demasiado fácil a los hijos. "Un aprendizaje difícil hace la vida fácil, y al revés", manifestó.

Tras recordar que el conocimiento se duplica cada año y medio, lamentó la situación actual del sistema educativo, que pide a los alumnos que memoricen conocimientos que olvidarán en poco tiempo o que les pide que trabajen en equipo mientras que al mismo tiempo les obliga a competir con sus compañeros por las mejores calificaciones.

Duró aseguró que aunque existe "incertidumbre" sobre cómo será el futuro, sí hay certeza sobre que los niños de hoy trabajarán en profesiones que aún no existen, que las máquinas se encargarán de buena parte de los empleos y que eso "permitirá trabajar solo en cosas que nos apasionen". También constató que serán las mujeres quienes protagonicen el futuro porque, remarcó, "son mucho más inteligentes y además viven más años".

"Habrá un mundo mejor que el actual, si alguien dice que vamos a peor se equivoca, vamos hacia un mundo maravilloso", subrayó el conferenciante. En ese mundo, el progresivo aumento de la esperanza de vida hará que la mayoría de la población viva 100 años. "Genéticamente no estamos aún preparados, nuestro declive comienza a partir de los 40 años, perdemos neuronas, nos falla el cuerpo pero aún nos quedan sesenta años de vida y tenemos que estar preparados", apuntó.

Al respecto, indicó que las dos cosas que permitirán mantener la ilusión durante todo ese tiempo será "tener a personas que nos quieran y una vida social activa". "Hemos puesto años a la vida pero no vida a los años", lamentó Duró, que recordó que una encuesta a personas centenarias subraya que las cinco cosas de las que éstas se arrepienten al final de su vida es de no haber hecho lo que querían en realidad siguiendo a su razón en lugar de su corazón, haber trabajado tanto a costa de la familia, vivir lejos de sus seres queridos, no haber expresado más sus emociones y no haber sido más felices.

La felicidad

"La felicidad sería tener una mala memoria y una buena salud", agregó para insistir en que la felicidad reside en la cabeza, lo que demuestra el hecho de que hay gente que lo tiene todo que no es feliz y que hay quien lo es sin tener nada. "La realidad no existe, la vida de una persona va a depender exclusivamente de su modo de verla", aseveró.

Una de las claves de la felicidad, indicó, es ayudar a los demás. "No veréis a nadie que haga algo por los demás y que no sea feliz", aseguró.

En el otro extremo contrapuso que la primera causa de fracaso es el miedo y que, además, las emociones negativas se contagian a los demás cuatro veces más que las positivas, pese a lo cual instó a ser optimista.

"Todos decimos que somos optimistas pero la realidad es que el 82 por ciento de la gente es pesimista. Un optimista es quien ante una dificultad se pregunta '¿qué puedo hacer?' en vez de preguntarse '¿quién ha sido?'", subrayó antes de recordar a los presentes que "el pasado no se puede cambiar así que nunca culpéis a los demás de vuestra vida".

"El secreto de la vida está en nuestro interior y la felicidad está en hacer la vida maravillosa a los demás", insistió Duró, que eligió para cerrar sus más de dos horas de intervención el tema de Coldplay "Viva la vida" interpretada por el violinista David Garrett.