Con las largas colas ante las tiendas de la estatal Sociedad de Cannabis Quebequense todavía en la retina, tras la legalización este miércoles del consumo de marihuana en Canadá, la regularización de esta sustancia regresa ahora a la escena política en España.

Fue el dirigente de Podemos, Pablo Iglesias quien aseguró ayer que a España le conviene ser de los primeros países europeos en regularizar el cannabis, siguiendo la estela de Uruguay y Canadá, porque "es una oportunidad con grandes beneficios" para los ciudadanos. Lo hizo en el foro "Hacia la regulación integral del cannabis", celebrado en el Congreso de los Diputados, y añadió que espera presentar una ley en los primeros meses del 2019.

El dirigente de Podemos, que aboga por imitar el modelo canadiense de gestión pública del cannabis, argumenta que permitiría "un aumento de los ingresos públicos", reduciría la criminalidad con el control del narcotráfico y bajaría el consumo entre los adolescentes. "España tiene que aprovechar la oportunidad, ser inteligentes y unirnos a países como Canadá", subrayó Iglesias que insistió que ahora mismo el debate "no es si se ha de regularizar o no el cannabis, sino quién lo regula primero".

"El problema que tenemos en España es el gran consumo de alcohol y tabaco entre los jóvenes porque está normativizado. Y pretenden añadir una nueva sustancia a esa lista", lamentó Manuel Isorna, psicólogo y experto en prevención de drogodependencias e conductas adictivas. El también profesor de la Universidad de Vigo recordó que 170.000 menores se inician cada año en el consumo de tabaco y que anualmente se embriagan 300.000 y que estos datos responden a la baja percepción de riesgo de esas sustancias. "Cuando voy a los institutos, los chavales se creen que el cannabis lo cura todo, pero no cura absolutamente nada. Creen que es inocuo y que aún por encima es curativo", lamentó Isorna, que ve tras las declaraciones de Iglesias la presión de los lobbys vinculados a la multimillonaria industria de la marihuana. "Sabemos que repercute en el fracaso escolar y en el rendimiento una barbaridad, que aumenta las enfermedades mentales, que cuando baja la percepción del riesgo se consume más y que no acaba con el tráfico ilegal. Todos los argumentos que dan los que están a favor son una falacia pero nunca se escucha a la comunidad científica, solo a la industria que se beneficiará de ello", dijo.

Más pragmático se mostró el psiquiatra y director de Cedro, Francisco Otero, quien admitió que "la política de criminalización no ha dado resultados" si bien tampoco apoya abiertamente una hipotética regulación. "Hay que estar muy atentos a cómo evoluciona la situación en aquellos sitios donde se ha aprobado y luego actuar en consecuencia. Tiene cuestiones positivas como podría ser la regulación de la producción y de la calidad del producto y malas como la extensión de su uso", aseveró. Un tercio de los pacientes que acuden a Cedro lo hacen por problemas con cannabis y alcohol, en la misma proporción que los consumidores de opiáceos o los de cocaína. "Afecta a una población muy joven y una cosa es consumir y otra tener la percepción de que eso es un problema y acudir a un centro para tratarse", remarcó Otero, que lamentó que si bien la heroína "siempre fue el 'coco'", en el caso del cannabis no hay percepción del riesgo. "Casi te cuestionan que se trata de una droga", lamentó.

Y sí que se trata de una droga con graves efectos, aseveró Alejandro Rodríguez, director del Instituto Terapéutico Gallego (ITG) y también experto en adicciones. "El cannabis no es el que se consumía hace dos décadas, es tremendamente potente con un THC (el compuesto psicoactivo) hasta 15 veces superior y es el causante del 50 por ciento de los ingresos psiquiátricos en menores de 25 años", indicó. "Los laboratorios se encargan de que la droga sea cada vez más potente y es un problema enorme. Dicho esto, el hecho de que sea legal o ilegal no es la solución. Las drogas legales matan al año a muchas más personas que las ilegales. El debate de la legalización es político, económico, fiscal, o de derecho internacional pero desde el punto de vista de la enfermedad, del adicto, es un asunto menor", apuntó Rodríguez que al respecto aseveró que el alcohol es la primera droga legal de inicio y que el cannabis la primera ilegal "que suele hacer muchas veces de puente con la cocaína".