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Manuel Gutiérrez Aragón: "Las nuevas tecnologías estropean la estética del cine"

"No me imagino ver 'Lawrence de Arabia' o 'Il Gatopardo' en la pantalla de un teléfono móvil, no me lo imagino"

Manuel Gutiérrez Aragón.

Manuel Gutiérrez Aragón (Torrelavega, 1942) es uno de los cineastas más relevantes de la transición. Autor de obras clave como "Habla mudita", "Camada negra", "Demonios en el jardín", "Feroz" o la adaptación televisiva de "Don Quijote de la Mancha" protagonizada por Fernando Rey y Alfredo Landa, Gutiérrez Aragón estrenó su última película, "Todos estamos invitados", en 2007. Desde entonces se ha dedicado a la narrativa y el ensayo.

En 2009 ganó el premio Herralde con su primera novela, "La vida antes de marzo", a la que seguirían "Gloria mía" (2012) y "Cuando el frío llegue al corazón" (2013). Con su ensayo "A los actores" obtuvo en 2016 el premio "Muñoz Suay", con el que la Academia de Cine reconoce a los mejores trabajos de investigación historiográfica sobre el cine español. Su última novela, hasta la fecha, es "El ojo del cielo".

-¿De qué trata "El ojo del cielo"?

-Como se sabe, primero fui director de cine, muy director de cine, y luego me reconvertí en novelista. Pero siempre me gustó mucho contar historias de mujeres, como la de mi película "La mitad del cielo". Para un escritor, sobre todo para uno mayor, escribir sobre cosas que uno no es, como las mujeres o los adolescentes, es muy atractivo. Así que hice esta novela sobre cuatro mujeres, una madre y tres hijas, que tienen problemas de dinero. Han sobrevivido a un desahucio y lo que les queda es una cabaña en el valle del Pas, el mismo de "La mitad del cielo".

-Es también el del "La vida que te espera".

-Sí, es el mismo mundo. Ocurre en los mismos lugares. Estas mujeres se instalan en el sitio más remoto de este mundo remoto: lo llaman "la cabaña del fin del mundo". Es una vida muy extrema. Ocurre que empecé a escribir la novela un poco antes de que se produjera esta ola feminista, y quizás en estas circunstancias me lo hubiera pensado antes de escribirla.

-¿Por qué?

-Porque no es muy políticamente correcta. La madre golpea a sus hijas, que se llevan mal entre ellas. Una, adolescente, descubre el amor y el sexo. Otra, que es la más lista de todas, pasa por ser deficiente pero tiene talento para otras cosas, sobre todo las matemáticas. Y la tercera sale con un hombre casado y lo pasa muy mal. Pero por encima de todas está la madre, que es la clásica madre dominante y las tiraniza.

-Diferencias entre escribir para el cine y una novela.

-El proceso creativo de escribir es parecido. Al fin y al cabo, se trata de encontrar una historia que interese desde el comienzo. Contar una historia que tenga un desarrollo y un final sorprendente.

-A los intérpretes les dedicó usted un ensayo, "A los actores". ¿Añoranza?

-Siempre me preguntaban si echaba de menos el cine, y decía: "el cine no, pero sí echo de menos a los actores". Son el factor desestabilizador de una película. Es el trato con los actores lo que echo de menos del cine.

-¿Solo eso? ¿Ni el día a día, ni el estreno ni nada más?

-En el estreno se pasa muy mal, y los rodajes son muy duros. La gente no sabe que en los rodajes no importa la creación: importa sobre todo la resistencia. Es como un combate. El mundo de la escritura es mucho más plácido: estás sentado ante una mesa, tienes mucho tiempo.

-¿Y no se plantea volver a rodar?

-En principio no tengo ningún proyecto, pero no se descarta. Ahora, las películas tienen que pasar por el apoyo una televisión, que como es lógico impone una serie de normas, porque es su dinero. Con una novela puedes hacer lo que quieras, tienes toda la libertad. Pero ese mundo vivo de trabajar con los actores sí que lo echo de menos.

-Desde esa doble óptica, ¿Cómo ve los sectores del cine y de la narrativa en España?

-El sector del cine, por definición, siempre está en crisis. Ahora han surgido las series, que es otra forma de hacer cine y que gozan de buena salud. Incluso a veces las series españolas se exportan y se imitan fuera. La ficción audiovisual está bien, pero el cine no. Cada día hay menos salas, y en esto pasa como con los libros: si hay menos librerías no puedes colocar bien el producto. El cine está retrocediendo respecto a la televisión. Sobre la literatura, es un mundo muy muy disperso. No se puede hablar de una industria editorial porque es enormemente disperso, salen unos 45 títulos al día. Así es difícil hacer balances, pero pienso que hoy es más fácil publicar una novela que hace 50 años.

-Cada vez hay más pantallas y cada vez son más pequeñas. ¿ Cree que son la salvación o, por contra, la perdición del cine?

-Va en contra de lo que es el cine, porque la gracia de una película es verla en una gran pantalla, a ser posible en silencio, si te dejan los de las palomitas, y poniendo toda tu atención. Ver una película en el metro, en la pantalla de un móvil, no es lo mismo. Va en contra de la estética del cine, y es evidente que las nuevas tecnologías perjudican a la estética del arte cinematográfico. No me imagino ver "Lawrence de Arabia" o "El Gatopardo" en la pantalla de un móvil, no me lo imagino.

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