Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Carlos Núñez: "Puedes hacer música celta desde el indie, el country, el rock, el pop o la electrónica"

"El esfuerzo por abrazarnos a otras culturas y conectar es una llave mágica; heredamos esa filosofía", indica el vigués con las últimas investigaciones sobre los celtas y su música

El músico gallego Carlos Núñez, ayer en Santiago. // Xoán Álvarez

El músico vigués Carlos Núñez, tras profundizar en investigaciones sobre música celta y su evolución y contactar con el arqueólogo de Oxford, Sir Barry Cunliffe, presenta su nuevo libro de 551 páginas "La hermandad de los celtas", que aparece tras empaparse de consultas de documentos de musicólogos de diversas épocas.

-Tres años le ha llevado escribir este trabajo.

-Necesitaba hacer este libro ante la sensación de que existe una visión muy superficial de la música celta: la gente conoce la de Galicia por la moda de los años 90, pero la idea quedó anclada a ese 'boom' de festivales gratuitos. Hoy ha ido avanzando en el mundo y hay festivales con una parrilla de estilos diversos. Puedes hacer música celta desde el indie, desde el rock, el pop, el country o la música electrónica. Estoy emocionado porque esto tiene una profundidad que no me podía imaginar: es una longue durée. Somos herederos de una filosofía de vida. Yo he girado por América o estado con Paco de Lucía y esa vocación y esfuerzo que hacemos continuamente por conectar y abrazarnos a otras culturas es una llave mágica.

-Usted sostiene que el rock anglosajón puede sonar a música celta, algo que no ocurre con el mismo género en España. ¿Por qué?

-Una de las novedades que nos aportan los musicólogos es que hay elementos posiblemente en las melodías de la época de los celtas: las liras y arpas. Son músicas que vienen de hace miles de años, seguían activas en la Edad Media y hoy las encontramos en el pop británico, en el rock... A veces me preguntan por qué el heavy metal suena cantigas medievales o la música pop británica a celta, y el pop español no. Los ingleses recuperaron en América con el country, el blues o el rock las raíces celtas de las islas británicas que el imperio y la industrialización les habían empujado a abandonar y mezcladas con un componente africano. El Reino Unido recuperó sus raíces modernizadas, mientras en España no ocurrió.

-Ha dicho que Madrid ha perdido la conexión con su norte.

-Se puede trazar una diagonal desde Cádiz a los Pirineos, donde el lado norte es el mundo Atlántico, de la gaita y lo celta, pero la energía del Mediterráneo a través de la guitarra es la que acabó conquistando Madrid. Hasta los años 60, Madrid aún tenía su 'norte': agrupaciones de música tradicional. A partir de los años 80 hay una especie de modernidad mal entendida y obsesiva, en la que España escapó de sus tradiciones.

-¿Y como ve Galicia?

-La conexión celta, de la que Galicia es pionera desde hace más de cien años, hoy está despistada. Y podría quedarse fuera de una plataforma a la que están despertando otras zonas de España, tomando esa bandera. Es como si Andalucía tirase su etiqueta del flamenco. Mientras, la música céltica podría ser la mejor etiqueta posible para alguien que toca la gaita en Mallorca, o la dulzaina en Burgos. Galicia es la hermana mayor de este movimiento y tiene que estar. Se ha puesto mucho dinero en la World Music, con artistas exóticos y no funciona ni da resultados.

-Hizo una gira por lugares emblemáticos este verano, "una alternativa" al modelo de conciertos.

-Creo que el sistema de la música en directo en Galicia los últimos años ya no vale; no hace justicia a estas músicas. En el rural, las orquestas de baile se han adueñado de los grandes espacios y los grupos tradicionales se ven en pequeñas plazas. Y en las ciudades, se paga con dinero público actuaciones mainstream. Nosotros empezamos una línea diferente, efectivamente, pero frente a esa 'competencia desleal'.

-¿Es el último bardo gallego?

-Me gustaría que mi país y mi ciudad despertasen. Mientras, sigo por el mundo sembrando hermandad, como un bardo... no sé si el último, pero sí muy feliz.

Compartir el artículo

stats