El II Foro de Educación organizado por FARO DE VIGO contará durante dos jornadas con los mayores expertos en innovación educativa. Una de ellos es Mar Romera, autora y coordinadora del modelo pedagógico: "Educar con tres Cs: capacidades, competencia y educación". Su conferencia, el sábado 20 de octubre, tratará sobre "Educar en las emociones".

- Su ponencia abordará la inteligencia emocional. ¿En qué consiste ese concepto que está tan de moda en los últimos años?

-Una cosa sería hablar de inteligencia emocional y otra de educación emocional. La inteligencia emocional es una capacidad inherente al ser humano. Es un potencial, una manera de relacionarnos, lo que nos garantiza la supervivencia porque gracias a las emociones nos mantenemos vivos. La educación emocional, mientras tanto, sería la intervención sobre esta parte potencial para que se desarrolle de una manera más adecuada o más saludable.

- Profundizar en esa educación se incluye en el modelo pedagógico que usted propone.

-No solo profundizar, sino considerarlo como un pilar fundamental. Es decir, la estructura neurológica de nuestro cerebro hace que primero sintamos y luego pensamos por lo que nuestros pensamientos siempre vendrán determinados por nuestras emociones. Así que plantear un modelo educativo en el que esto no se tenga en cuenta tendría muy poco sentido. Y sabemos también que nuestro cerebro está en condiciones de poder aprender cuando se encuentra en una plataforma emocional como la curiosidad, por ejemplo, y que no lo hace cuando se encuentra en ira o en miedo. Yo lo diferencio en dos dimensiones: una cosa es la educación del afecto, donde tendríamos que evidenciar procesos de alfabetización, conciencia y socialización emocional, al igual que otras "asignaturas". Y otra es la educación afectiva donde la escuela igual que la familia tiene que proponer situaciones que provoquen las emociones adecuadas para que nuestro cerebro esté en condiciones de aprender. Debemos hacer una escuela afectiva donde el alumnado se sienta seguro y no tenga miedo al error porque es un ejemplo de aprendizaje, lo que implicaría cambiar algunos parámetros de los sistemas de evaluación. La educación del afecto y la educación afectiva son condiciones sine qua non para educar a un niño en el siglo XXI.

- ¿Cómo se pueden introducir esos conceptos?

-Haciendo una reflexión importante, priorizando procedimientos frente a contenidos y cambiando el modelo. Para eso tendríamos que asumir que la educación del siglo XXI es la educación del ser, no la del saber: cuando soy dueño de mi vida y mis decisiones, cuando tengo argumentos para decidir e incluso opinar, estoy en condiciones de dirigirme de forma autónoma y también de interpretar la información y convertirla en sabiduría. No podemos arrastrar un modelo educativo de hace siglos que se reproduce sistemáticamente y que no tiene buenos resultados.

- ¿En que falla el sistema actual?

-Pensamos que introduciendo nuevas tecnologías y recursos y más idiomas estamos garantizando algo pero nos estamos olvidando de la persona. La escuela debe estar pensada para compensar lo que no se da de manera natural como el grupo de iguales heterogéneos o la conquista de la autonomía... no se dan una serie de cosas y sin embargo no las hemos incorporado. Tenemos un alumnado sobreprotegido, sobreestimulado y sobrerregalado que está desarrollando conductas muy complejas.

- Los expertos trabajan y asesoran a centros y organismos pero, ¿realmente cree que se están dando pasos firmes hacia el cambio?

-Yo pienso que se están dando pasos muy importantes y que hay una sensibilidad especial en la sociedad y esto es colateral a las decisiones políticas o incluso técnicas. También que el propio profesorado de forma en ocasiones individual está transformando proyectos de colegios concretos, hay muchos casos para observar y aprender de ellos. El problema es que el sistema se rige por una economía de mercado que implica aparecer en rankings y eso significa que se prima cuántos colegios bilingües tenemos o cuántos con dispsitivos digitales, da igual cómo hayamos metido el bilingüismo o para qué se usen los dispositivos. En ocasiones hay como, perdonando la expresión, una diarrea metodológica que no podemos asumir.

- ¿Cómo avanzamos hacia el cambio de modelo educativo?

-Tenemos que hacer un trabajo importante desde el colectivo social para que nuestros políticos tomen conciencia de que la educación no se puede planificar a cuatro años vista sino desde los cimientos como un proceso a medio y largo plazo.

- Habla de una transformación profunda, ¿no se puede conservar nada del modelo actual?

-Nuestros orígenes son muy importantes, arrastrar todo lo que es bueno es importante, fundamentalmente todas las corrientes humanistas que han determinado que en educación el objetivo prioritario debe ser la persona. Ahora debemos ir hacia una educación que supere la individualización y nos lleve hacia la personalización, donde partir de las fortalezas del estudiante siempre sea el gran reto, por lo tanto sería como el diseño de programas casi personales y habría que abandonar el modelo de horario que existe, el modelo de adscripción a grupos por edad cronológica o el modelo de asignaturas, que está totalmente obsoleto. Hay que luchar contra muchas creencias establecidas que de entrada parecen infranqueables.

- Perdone que insista, pero, ¿de verdad cree posible el cambio? ¿Se marca un plazo de tiempo?

-Yo tengo que soñar que ya estamos en ello y que hay muchos colegios muy novedosos que lo están haciendo y con un esfuerzo personal tremendo. Creo que en el plazo de cinco años esto habrá tenido que dar una vuelta tremenda o se nos cae el sistema completo.

- Los colegios concertados y privados gozan de una mayor autonomía para cambiar sus métodos, ¿cree que también se están dando pasos en los centros públicos?

-Hay experiencias maravillosas en la pública, en la concertada y en la privada, no son mejores unos que otros, depende de los equipos humanos y esos los puedes encontrar en cualquier sitio.

- ¿Y qué papel juegan las nuevas tecnologías en esto?

-Las nuevas tecnologías están, es una realidad que no se puede obviar y son como el libro de texto, ni buenas ni malas, todo depende de la utilidad que le demos. El objetivo que es saber utilizarlas y para ello debemos dotar al alumnado de una autonomía moral que le lleve a tomar decisiones. En un centro sin papel higiénico dentro del cuarto de baño para poder ser utilizado de forma autónoma por el alumnado es complicado pedirles que utilicen las nuevas tecnologías con una escala de valores. Primero tendríamos que plantearnos si tenemos papel higiénico y luego ya dispositivos digitales.

- En otros ámbitos, aunque en relación a la enseñanza, se habla de que la nueva escuela del futuro debería introducir la educación afectivo sexual y sanitaria y también la moral y la ética.

-Es una prioridad porque lo que hay que incluir en el sistema es un pilar de trascendencia. Durante mucho tiempo la trascendencia, la espiritualidad, ha estado en manos de la religión pero si sacamos la religión del modelo, que es una buena idea, no significa que dejemos esa dimensión de la persona fuera del modelo educativo. Claro que hay que integrarlo, creo que es relevante incluir las tecnologías e igualmente recuperar la filosofía y el debate de la finalidad del ser humano dentro del planeta tierra. Es algo imprescindible.