El feroz tifón Mangkhut dejó ayer un rastro de devastación tras su paso por el norte de Filipinas y al menos una decena de muertos y desaparecidos a la espera de un recuento fiable de daños y más posibles víctimas, ya que las regiones que sufrieron su embate son áreas montañosas de difícil acceso. Los vientos alcanzaron hasta los 330 kilómetros por hora.

Desde el gobierno nacional, el Centro de Reducción de Desastres (NDRRMC) confirmó la muerte de dos trabajadoras de emergencias a causa de deslizamientos de tierras provocados por fuertes inundaciones en la región norteña de Cordillera.

Hay una posible tercera víctima de Mangkhut, ya que la policía encontró el cadáver de una niña de entre 9 y 12 años en el río Marikina, dentro del área metropolitana de Manila, y tratan de verificar si su muerte tiene que ver directamente con las inclemencias del tiempo provocadas por el tifón.

En el balneario de Baguio, que ha quedado completamente aislado porque los desprendimientos de tierra han invadido las carreteras de acceso, se han registrado al menos cinco muertes y otras cinco personas están desaparecidas, declaró a medios locales el alcalde de la ciudad, Mauricio Domogan.

El Mangkhut se dirigía anoche, tras causar un muerto en Taiwán, hacia las zonas altamente pobladas del sur de China.