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Lorenzo Silva: "Quizá no sea tan importante sobrevivir como arder en una buena hoguera"

"Gracias a Raymond Chandler descubrí que en el 'noir' podía haber poesía, es decir, literatura"

El escritor Lorenzo Silva. / Agus Jorge

La cuarta edición de las jornadas de literatura negra, policiaca y de misterio atrajeron este mes de septiembre hasta Cartagena a numerosos escritores del género. Uno de ellos es Lorenzo Silva (Madrid, 1966) conocido especialmente por sus novelas policiacas que protagonizan los guardias civiles Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro. Entre sus obras más conocidas están "La riqueza del bolchevique", "El alquimista impaciente" o "La marca del meridiano" .Por esta última recibió el Premio Planeta, que se sumó al Premio Nadal o el Premio Algaba, entre otras distinciones recibidas por el autor.

- ¿Qué tiene la novela negra para haber llegado hasta el favoritismo de los lectores?

-Depende de la novela negra de que se trate, pero en general parte de una buena premisa: en la primera página pasa algo y ese algo tiene que ver, normalmente, con un asunto que define la condición humana: la muerte. En los últimos tiempos, cuenta además con el impulso de los editores, que ayudan o no, con su mediación, a que algo sea leído.

- ¿No correremos el riesgo de saturarnos todos y agotar el género?

-Por supuesto, a diario corremos ese riesgo y muchos más. Sólo en la inacción está la ganancia segura, advierte Lao Tsé. Quizá no sea tan importante sobrevivir como arder en una buena hoguera, mientras dure.

- ¿Usted se sintió desde siempre atraído por este género?

-Desde los 19 o 20 años, cuando cayeron en mis manos las obras de Raymond Chandler. Antes me interesaba, ma non troppo. Gracias a él descubrí que en el noir podía haber poesía, es decir, literatura.

- Ahora que han pasado algunas décadas de expansión, ¿se atrevería a valorar la evolución que ha tenido el género en España?

-Positiva. Ha ido a mucho más, cuantitativamente, y a más, sin duda, en la variedad y calidad de escritores que lo practican. En cierto modo se ha normalizado, convirtiéndose en la mixtura de novela social y de en-tretenimiento que es en cualquier sociedad abierta y madura (la nues-tra, desdichadamente, no lo era hasta 1975 por obra y gracia del golpe de 1936, que nos impuso como Caudillo a un triste cabo de cuartel).

- Elija a un personaje y a un autor del género a quienes les hubiese gustado conocer.

-Soy fiel. Elijo siempre a Ray (Chandler) y a su Phil (Marlowe).

- ¿Y qué le ha llevado a participar en las jornadas de Cartagena Negra que se celebran este mes de septiembre?

-La insistencia de los amigos, la hospitalidad de la tierra, mis raíces murcianas -en esa comunidad nació por accidente mi padre, en abril del 39, adivínese el accidente-. Mi debilidad, vaya. Tan sólo espero algún rato de buena conversación, vivo con moderadas expectativas.

- ¿Cuáles son sus armas y métodos preferidos a la hora de matar?

-Nunca mataría a nadie, salvo peligro cierto e inminente: es un atajo de mentes débiles y una acción muy incorrecta, como escribió De Quincey. En caso de encontrarme en ese peligro, algo rápido y contundente. Un Tomahawk, por ejemplo (el misil, no el hacha).

- Ahora una complicada: elija algún personaje real para quitar de en medio y justifique el crimen, claro.

-No va a conseguir que me procesen. Estudié Derecho. Y cada día, ante trampas como esta, me doy cuenta de lo útil que es.

- ¿Cómo podemos valorar el papel de la mujer en la novela negra actual?

-Emergente y pronto casi hegemónico, en algunos aspectos -son mayoría las lectoras y crece rápidamente el número de las autoras y el de las heroínas-. Nada que deba sorprendernos. Refleja la evolución de las sociedades desarrolladas, donde la eliminación de los corsés machistas las ha dejado apoderarse de profesiones enteras. Cualificadas, ojo.

- Toca mirar atrás en el vigésimo aniversario de Bevilacqua y Chamorro, ¿el balance de su autor es positivo?

-Uno de los mayores aciertos de mi vida. Impremeditado y sin planificar, como corresponde.

- ¿Y el público cómo los ha tratado?

-Los lectores (sólo ante ellos respondo) con una generosidad que llega a conmoverme. Dejándolos ser, nada menos, gente que los acompaña en el camino. No se puede pedir más para un personaje de ficción.

- "Lejos del corazón" se mueve en una zona fronteriza, ¿son más interesantes esas zonas literariamente hablando?

-En la frontera están las verdades incómodas. Y sobre todo están los hombres -y mujeres- de frontera, que a menudo son los únicos que saben de qué demonios estamos hablando. Según el poeta chino Li-Po los hombres de frontera nunca sienten fatiga, siempre tienen a mano el látigo -y la espada- y nunca duermen. Los que gustan de encerrarse dentro de una linde suelen vivir, en cambio, en la inopia más profunda.

- Ofrézcale algún consejo al lector de novela negra.

-De esta me abstengo. Los lectores no necesitan mis consejos. Tienen bibliotecas, públicas y privadas, para orientarse por sí mismos.

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