La empanada es uno de esos pilares que sustentan el ideario común sobre la gastronomía gallega. La disyuntiva entre atún o carne era lo habitual en buena parte de la hostelería gallega hace solo unos años. Pero ahora resulta cada vez más frecuente encontrar en panaderías y restaurantes un sinfín de masas y rellenos que recuperan su esencia y originalidad.

En las siguientes líneas podrás encontrar un repaso a las más destacadas de la geografía con el que podrás marcarte una vuelta entera al país probando una variedad cada día. Un resumen del reportaje publicado por la revista Traveler, que traza un itinerario de sur a norte y de este a oeste para redescubrir las muchas formas que hay de comer una rica empanada gallega.

Rías Baixas, para paladares de mar

La de zamburiñas es muy habitual en las Rías Baixas y Davila así lo muestra en esta viñeta.

En las Rías Baixas la vida marinera se hace empanada. El producto del mar es el rey absoluto en el relleno que podrás encontrar por la costa pontevedresa. Desde berberechos a almejas, pasando por bacalao, merluza, mejillones, pulpo, congrio, vieiras, zamburiñas, calamares o sardinas. Y dentro las Rías Baixas ocupa un lugar destacado la ría de Vigo. Una especialidad que en concreto es originaria del fondo de la bahía: la de chocos. En la otra orilla la de centolla en Cangas es una de las más singulares.

Un timbal para el Camino

El timbal de lamprea pugna por acaparar algo de protagonismo en la tierra de los famosísimos pimientos. Se trata de una preparación similar a la empanada pero muy difícil de encontrar fuera de Padrón. Es más, incluso aquí solo se ofrece durante algunos meses del año.

Capital de los sabores

Raciones de empanada con diferentes rellenos.Santiago ejerce su papel de capital en este itinerario gastronómico y permite encontrar en sus calles una amplia representación de las que son típicas en las distintas comarcas de Galicia. Masas de maíz, de trigo o de centeno, rellenos de ternera, pulpo, sardinas, berberechos, bacalao, raya o pollo. Un paseo por el casco histórico permite saborear algunas de las versiones más clásicas.

Capas y capas de carne

Una costrada, típica de Pontedeume.

Pontedeume también tiene una parada en este recorrido. Aquí se prepara la costrada, una especie de empanada por pisos no apta para dietas. Una de capas de lomo de cerdo, jamón y pollo puede ser una sabrosa opción.

Las empanadas se descapotan al norte

Cedeira también ha conseguido conservar su tradición. En buena parte de sus establecimiento se pueden pedir dos tipos de empanada diferentes y únicos. Por un lado, las empanadas abiertas que, a simple vista, parece un híbrido entre empanada y pizza. Lo más habitual es que sean de raya. Por otro, los pastelones, de masa de tipo hojaldrado, mayor porcentaje de relleno que en las empanadas convencionales y sofrito de cebolla y pimientos también son genuinas de este municipio.La costa cantábrica

A Mariña es también descanso obligado en la costa cantábrica gallega. La empanada de parrochitas (sardinas pequeñas) en Xove no defrauda. Muy cerca, en Viveiro, podrás degustar la colineta o la torta de Viveiro. De la empanada solo conserva su forma circular, pero de paso que visitas esta zona merece la pena degustar este postre.

¿De tortilla? Sí, de tortilla

Lo inimaginable pasa en Mondoñedo: dos imprescindibles de las excursiones para comer de campo se funden en la empanada de tortilla. Menos llamativa pero aun así diferente de las habituales es la empanada de conejo, fácil de encontrar en el municipio.

La empanada como olla en Ourense

La provincia ourensana conserva tradiciones gastronómicas centenarias. La empanada de costrelas de A Rúa es una de ellas, rellena de costilla de cerdo con hueso y a medio guisar. La carne termina de hacerse en el horno. Luego sólo hay que destapar la empanada, repartir la tapa entre los comensales para que la usen como pan y cortar raciones. Igualmente en esta comarca de Valdeorras se pueden encontrar empanadas de acelga y patatas de la comarca de Valdeorras.