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"Desintoxicación" tecnológica por la vuelta al cole tras los excesos del verano

Los expertos aconsejan limitar a 9 horas a la semana la tableta, la tele y la consola

Proponen negociar el reparto del tiempo dedicado a las nuevas tecnologías para los más pequeños -Para prevenir adicciones recomiendan no usarlas como "premio" o "castigo"

Una niña juega con una tableta. // FdV

Tras casi tres meses de vacaciones, los estudiantes y sus padres afrontan en la vuelta al cole de este septiembre una "desintoxicación" de las nuevas tecnologías obligada por la vuelta de la rutina de las clases y actividades extraescolares. Atrás quedan los ociosos días de verano con jornadas maratonianas ante el televisor, las tabletas, el teléfono móvil, el ordenador y los videojuegos, que los expertos recomiendan dosificar a lo largo de nueve horas por semana.

Los expertos advierten de que la hiperfocalización y dependencia de los dispositivos produce una hiperestimulación en nuestros sistemas de recompensa cerebral que limita la atención que prestamos al entorno y a nosotros mismos, lo que afecta directamente al aprendizaje y a la capacidad de estudio. Y por ello recomiendan una desintoxicación también en los más pequeños. "No se trata de relegar el papel de la electrónica a un segundo plano, pero la 'dosificación' de la tecnología tampoco debe ser una medida temporal o excepcional. El objetivo es que los niños aprendan a gestionarla y a darle el uso correcto", subraya Manuel Antonio Fernández, especialista en Neurología Pediátrica.

Esa dosificación, apunta también la psicóloga infantil Diana Rodríguez, debe "consensuarse en familia" y limitarse a un máximo de nueve horas a la semana, entre las que se reparte el uso de todos los dispositivos: televisor, tablet, móvil, ordenador y consola de videojuegos. "Lo importante es educar, enseñarles cómo manejar las nuevas tecnologías", precisa la experta, que subraya la importancia de que esas nueve horas se negocien en una reunión familiar que debe incluir también a los más pequeños, para que se sientan partícipes de la toma de decisiones. "Se pueden poner tres horas el sábado y el resto repartirlas el resto de la semana, como lo desee cada familia", apunta Rodríguez, que propone buscar alternativas de ocio diferentes como "el bote del aburrimiento, por ejemplo, donde haya papeles de ideas para hacer, como hacer galletas, dar un paseo en bicicleta...".

Sin duda, la tecnología es fundamental para potenciar el aprendizaje y las capacidades intelectuales de los niños. Sin embargo, existen riesgos, habitualmente determinados por el (mal) uso que se hace de los dispositivos y herramientas electrónicas, que acaban afectando a la capacidad de atención y concentración. Un mal uso a evitar, subraya Diana Rodríguez, es utilizar las nuevas tecnologías como "premio" o "castigo" hacia los menores. "Nunca se debe hacer porque es un elemento muy adictivo, cualquier objeto que produzca adicción no debe ponerse nunca porque genera un deseo y una conducta que puede ser destructiva". A esa adicción también apela Manuel Antonio Fernández, que explica los efectos de las tres respuestas que la tecnología ofrece a nuestro sistema nervioso -gratificante, inmediata y repetitiva- y que hace que los más pequeños se vuelvan "tecnológicamente insaciables", afectando en consecuencia a su rendimiento escolar.

La inmediatez de los dispositivos electrónicos estimula el mecanismo de recompensa cerebral y eso sería la respuesta inmediata. La tolerancia a la espera se va desarrollando con la edad, pero la impaciencia y la impulsividad son propios de los niños pequeños porque su mecanismo de autorregulación inmaduro les dificulta un correcto autocontrol sobre sí mismos. Por su parte, la respuesta gratificante varía en cada persona, momento o edad, pero la cantidad de opciones existentes y su fácil acceso hace que los niños y jóvenes tengan una respuesta a su voluntad sin esfuerzo.

Por último, la respuesta repetitiva es lo que más dependencia produce, y es que una búsqueda en Youtube o una misma película infantil o un juego pueden repetirse una y otra vez. "Si lo unimos a la inmediatez, comprendemos la trascendencia de la situación: le podemos dar a nuestro cerebro lo que quiere inmediatamente y de forma indefinida, con lo que, si no lo controlamos adecuadamente, podemos estar creando un cerebro dependiente que se aísle del entorno", alerta Fernández.

Trastorno mental

De hecho, la Organización Mundial de la Salud ya contempla como trastorno mental la adicción a las nuevas tecnologías. "Hay que tener mucho cuidado, porque niños con personalidad adictiva pueden caer en un trastorno mental", explica Rodríguez. Entre las señales están el hecho de que las nuevas tecnologías influyan en el sueño y que el menor prefiera estar hasta las tres de la madrugada con el móvil a dormir; que afecte a la alimentación, a la vida social y también los cambios de humor hacia conductas agresivas, cita la experta.

A su consulta acuden frecuentemente, precisa, niños con un nivel muy elevado de frustración que canalizan a través del videojuego. "Son niños machacados en clase, son carencias afectivas a los que su yo virtual les gusta más que su yo real", señala. También añade que hay cada vez más casos de niños más pequeños con descontrol de las rabietas, precisamente porque su relación con las nuevas tecnologías es a través de premios o castigos.

Esas conductas, continuadas "a lo largo de un año", pueden ser síntoma de que algo va mal, pero la psicóloga subraya que aunque "hay que estar pendientes y es fundamental controlar el uso de las nuevas tecnologías, tampoco hay que obsesionarse si unas navidades o un verano se pasan un poco, porque puntualmente todos lo hacemos".

Diana Rodríguez - Psicóloga infantil

"Nunca se deben usar las nuevas tecnologías como premio o castigo, ya que son elementos muy adictivos que crean deseo"

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