El actual oso pardo, que todavía vive en regiones españolas como Galicia y Asturias, es pariente directo del cavernario, una especie que se creía totalmente extinguida en el planeta desde hace 25.000 años. Esta es una de las princiales conclusiones de un artículo recientemente publicado en la revista "Nature Ecology and Evolution" por las científicas gallegas Gloria González Fortes (Universidad de Ferrara-Italia) y Aurora Grandal y Ana García (Universidade de A Coruña).

Estas investigadoras han basado sus conclusiones en los resultados de los estudios sobre el ADN de los restos de osos cavernarios ( ursus spelasus) hallados en Cova de Eirós (Triacastela, Lugo) y compararlos con el genoma de cuatro osos pardos de varios sitios Europa, desde España al Caúcaso.

En declaraciones a la agencia Sinc, Aurora Grandal explica que "el artículo desvela que parte del genoma del oso cavernario permanece en el oso pardo actual como resultado de la hibridación de ambas especies en la antigüedad". De este modo, se desmiente la total extinción del también llamado oso de las cavernas, "pues su genoma permanece, al menos en parte, en los osos pardos actuales".

Una aspecto también interesante de esta investigación es el hecho de que el oso cavernario, cuando habitó Galicia, convivía con, entre otros, leopardos, leones, rinocerontes y bisontes, lo cual da entender que una parte de la fauna de grandes mamíferos de la Galicia de hace 35.000 años era muy similar a la que hoy vive en África. Es de resaltar también que, de confirmarse estos resultados, los osos pardos contemporáneos serían la especie más antigua de entre los mayores mamíferos terrestres de Galicia.

El oso de las cavernas poseía un cráneo ancho y abovedado con una frente pronunciada. Los principales rasgos que diferencian a esta especie de otros osos contemporáneos eran la presencia de un morro menos pronunciado, frente abrupta y hundida, grandes molares que evidencian una dieta fundamentalmente herbívora, y unas extremidades delanteras más largas y robustas que las traseras, que creaban una espalda arqueada que disminuía en altura a medida que se acercaba a los cuartos traseros.

El peso promedio para los machos fera de 350 a 600 kilogramos en pre-hibernación, con un espécimenes excepcionales que pesaban 817 kg o más, mientras que las hembras pesaban de 225 a 250 kg. Era, asimismo, una de las especies de osos prehistóricos más conocida del mundo y una de los más voluminosas que ha existido, con sus más de 130 cms. de altura.