CooperantesCaixa suma once años ofreciendo a empleados del grupo "la Caixa" la oportunidad de realizar asistencias profesionalizadas en proyectos de cooperación en los que la Fundación Bancaria "la Caixa" colabora. El programa facilita la participación de trabajadores en activo, prejubilados y jubilados en proyectos de desarrollo local en países de todo el mundo, y lo hace mediante estancias de voluntariado técnico de corta duración.

En la undécima edición, un total de 40 personas fueron seleccionadas para ser CooperantesCaixa. Durante un período máximo de cuatro semanas se desplazaron a Perú, Mozambique, Colombia, la India, República Dominicana, Gambia y Ecuador.

El vigués Alejandro Sebastián Hernández fue uno de los tres voluntarios seleccionados para trabajar en Mozambique. El gallego, de sesenta años, pasó tres semanas en el país lusófono junto a otras dos barcelonesas. Aunque Alejandro ya había participado en alguna ONG a nivel local y provincial, este año decidió dar un salto y se lanzó al continente africano.

La experiencia, financiada en parte por el organismo bancario, fue "increíble", según Alejandro. Aunque la idea inicial era trabajar en Cabo Delgado, en una provincia al norte de Mozambique, una serie de atentados yihadistas en la región hizo desplaza a los voluntarios hasta la capital. Una vez en Maputo, estrabajaron en la universidad central junto a mozambiqueños y voluntarios extranjeros pertenecientes a la asociación Work for Progress (W4P).

El trabajo central consistió en el desarrollo de programas de formación y educación destinados a la población más joven. También organizaron salidas a los suburbios de los alrededores, donde visitaron comunidades rurales y aprendieron de otras ONG para poder aplicar nuevas técnicas en Cabo Delgado.

Mozambique, que está entre los cien países con el PIB per cápita más bajo, sorprendió a Alejandro por la significativa desigualdad entre el centro de las áreas rurales y los poblados de chabolas que las rodean. Para el voluntario, esto se debe a las compleja situación política y social que atraviesa el país desde los setenta y a la falta de inversión pública en educación, seguridad y sanidad.

Esta experiencia ayudó a los participantes, entre otras cosas, a valorar el trabajo de las ONG sobre el terreno, que según apunta Alejandro, es "muy importante y necesario". Estas interpretan muchas veces el papel que debería desempeñar el Gobierno como es la lucha contra el sida o la construcción de escuelas. "El proyecto te hace ver que el dinero de las ONG no solo llega a los países, sino que además lo reproduce con grandes logros", afirma Alejandro, quien espera que la sociedad mozambiqueña salga adelante con este tipo de iniciativas.