El próximo año se cumplirá un siglo desde la inauguración del metro de Madrid y para entonces está previsto que finalicen las obras de mejora, que incluyen el regreso de uno de sus elementos más emblemáticos, el Templete de la Red de San Luis, entre las calles de la Montera y Gran Vía, donde pudo admirarse durante medio siglo. Se trataba de una de las entradas nobles a la red subterránea y contaba con un ascensor de pago cuya estructura se ha localizado durante las obras esta misma semana.

El hallazgo ha supuesto la paralización de los trabajos en ese punto concreto y a partir de ahora los arqueólogos tienen autorización para continuar excavando y determinar cuántos elementos se conservan de esa estructura del hueco del ascensor para luego determinar su estado de conservación y el valor que pueda tener.

En 1950 se reformó el acceso para incluir dos ascensores con más capacidad que el original, en el que cabían seis personas. Luego, en 1969 se añadió en Gran Vía una nueva línea que supuso el tapiado de parte de la antigua estación. Fue entonces cuando se desmontó el Templete diseñado por el gallego.

Poco tardó el alcalde de O Porriño de entonces, Gonzalo Ordóñez Pérez, en mostrar interés por recuperar aquella obra. La pieza iba a ser destruida, así que no hubo reparos en la donación a tierras gallegas. Así lo señalaron el gerente de la Compañía Metropolitana y el alcalde de Madrid Carlos Arias Navarro en dos cartas remitidas a Ordoñez. "A pesar del cariño que Madrid tiene a esta obra de Palacios, que tanto quiso a la capital, los madrileños verán con gusto que perdure en la villa natal del gran artista y arquitecto", señalaban.

"Costó muchísimo esfuerzo, estuvo costeado por muchísimas personas particulares. Ahora sería fácil traerlo pero entonces no lo era tanto y se implicaron muchas personas, transportistas... ", explica el actual concejal de Urbanismo de O Porriño, Marcelino Coto. Era el año 1970 y la obra fue inaugurada un año después en la ubicación en la que todavía continúa, al lado del parque infantil Domingo Bueno, al lado del cementerio. Por aquel entonces, era una zona de "tránsito intensísimo, en el recién construido parque municipal, límite con la carretera que va a Portugal", por lo que su emplazamiento se consideró todo un acierto. Su reconstrucción salió a subasta por 180.360 pesetas con un plazo de ejecución de dos meses y todo el proceso fue seguido por la prensa, que remarcaba la importancia del monumento.

Décadas después, desde Madrid se intentó recuperar aquel símbolo de la modernidad, un empeño que incluso se prolongó hasta la época del alcalde José María Álvarez del Manzano, que gobernó entre 1991 y 2003. "Llegó a proponer que devolviésemos el Templete y que a cambio nos darían una réplica", recuerda Coto, que afirma que desde entonces no hubo más intentos desde la capital. "Nuestra postura es clara, es algo nuestro y es inamovible. Tiene un valor tremendo, sentimental y no hay ninguna posibilidad de que nos deshagamos de él", subraya. El actual proyecto del metro sí incluye el regreso del Templete, pero ésta tendrá que ser una réplica. "Cuando se instale no va a pasar desapercibido", subrayó Carlos Zorita, el arquitecto responsable de las obras en la estación.

La pieza original podría cambiar de ubicación en los próximos meses pero sin moverse de O Porriño. Es una de las promesas electorales del actual equipo de gobierno, que prevé lanzar un concurso de ideas antes de que finalice el año para estudiar las alternativas que ofrece el monumento. Una de ellas, que se planteó ya durante la inauguración, en 1971, fue ubicarlo como oficina de turismo o biblioteca municipal. "Queremos que desempeñe un papel más importante que el que tiene ahora. Nos gustaría que fuese el pórtico de entrada a Porriño y que los peregrinos pudiesen disfrutarlo más", manifestó el edil, que recordó que solo falta la marquesina acristalada que lucía en Madrid.

Al respecto de la futura obra, Coto considera que sería "asequible" y que "tiene que ser en piedra, que era el material con el que trabajaba Palacios". Al margen de ese requisito, en el Concello están abiertos a todo tipo de sugerencias. "Lo importante es el para qué y el dónde. Esas son las dudas que quedan por despejar porque queremos acertar", constató.