Al igual que el melanoma es el más agresivo de todos los cánceres del cuerpo, en la piel también se produce el más frecuente de todos ellos, el carcinoma basocelular, cuyo riesgo aumenta con la edad y la exposición solar prolongada a lo largo de los años. "La piel tiene memoria. Si todos viviésemos lo suficiente tendríamos al menos uno una vez", subraya la doctora Yolanda Caramés. No es el único, ya que esos factores también provocan otro de los cánceres no melanoma más habituales, el carcinoma espinocelular, frecuente sobre todo en personas muy expuestas al sol, como campesinos, marineros, mineros o incluso deportistas.

A la hora de prevenir estos tumores, la recomendación de la experta es estar alerta ante la aparición de "cualquier anomalía en la piel, bultos, puntos raros que sangran o pican, heridas que no curan, manchas que crecen y diferentes a las demás", relata.

La radiación ultravioleta, que es la primera causa aunque no la única del cáncer de piel, llega a través de la atmósfera. Hay tres tipos, A, B y C, aunque esta última se queda atrapada en la capa de ozono. La B, precisa Caramés, es la más peligrosa y parte de ella queda atrapada también en la capa de ozono, pero otra parte llega a nosotros y es la que causa las quemaduras y el enrojecimiento. Los índices de radiación ultravioleta se sitúan en una escala de 0 a 11, siendo esta última la más elevada. Durante la ola de calor de la primera semana de agosto, el índice de radiación alcanzó en Galicia el 9 y en las Islas Canarias el 11.