El intenso calor y reguetón pegadizo de Henry Méndez derritieron ayer Redondela en su tradicional "Entroido de Verán", con sus calles tomadas por miles de personas que llenaron de color y diversión hasta el último rincón del centro urbano. Si alguien pensaba que la prohibición de la venta y consumo de bebidas alcohólicas en el área de conciertos -medida que se estrenaba en esta edición- restaría afluencia al mayor evento festivo del verano en la villa, sin duda se equivocaba.

El "botellón" masivo volvió a imponerse en la macrofiesta carnavalesca con pandillas de jóvenes desde primera hora de la tarde compartiendo cervezas, kalimotxos y todo tipo de combinados en las plazas y parques de la villa.

También los bares y pubs sacaron sus barras a la calle para hacer una de las mejores cajas de la temporada, por lo que apenas tuvo incidencia la medida del gobierno local con la que se pretendía controlar el consumo del alcohol y fomentar los buenos hábitos entre la juventud.

La decisión municipal suscitó una gran controversia en las calles, además del rechazo del sector hostelero, que no pujó por las barras del recinto, quedando desierto el concurso. Finalmente, solo un empresario local aceptó regentar el bar "light" con solo una barra para abastecer todo el área de conciertos. Las opiniones de los asistentes eran diversas. Algunos lo consideraban positivo. "Seguro que así no hay tantos borrachos a última hora, porque las pasadas ediciones era un desfase. Algunos casi ni se mantenían en pie, y aunque es difícil de evitar el consumo, por lo menos que pongan estas medidas disuasorias creo que es bueno", señala Marta González, una joven que acudió desde Vigo junto a un grupo de amigas a disfrutar de la fiesta.

Otros consideran que la prohibición no sirve de nada. "El que quiere beber va a hacerlo se prohíba en el recinto o no. No hay más que ver las calles, todo el mundo lleva botellas y copas en la mano. Está claro que si no te dejan beber en el concierto, pues sales fuera un rato y ya está, igual que hacen los fumadores en los bares", comenta Roberto Montero, mientras toma unos gin tonics junto a un grupo de amigos con atuendos hawaianos animados por la música en la plaza Figueroa.

El desfile de disfraces inundó las calles con los clásicos piratas, indios, superhéroes y todo tipo de personajes, donde tampoco faltaron los propuestas más estrafalarias y también originales creaciones, como una "macrobañera" rodante repleta de diversión, discotecas móviles y, sobre todo, ganas de diversión.

La Praza de Figueroa y la Constitución se transformaron desde primera hora de la tarde en pista de baile improvisada al ritmo de la música de Dj's, mientras se esperaba a los platos fuertes de la jornada, con la Gala Drag Queen presentada por Cristian de Samil y, sobre todo, con el dominicano Henry Méndez ya de madrugada.

También las familias con niños tenían su espacio de diversión en distintos puntos -pista de A Xunqueira, la Casa da Torre o la Praza do Concello-, donde disfrutaban de talleres, hinchables y espectáculos infantiles de todo tipo.

Los conciertos del Carnaval arrancaron en la medianoche, tras los drag queens, con la música latina de DKB, "El rey del party", y Compota y Su Ricura, que caldearon el ambiente para la actuación estelar, el cantante Henry Méndez con su reguetón.