Fue un futbolista de los que hicieron época. La carrera deportiva de Amador Lorenzo Lemos, conocido como Amador (Bueu, 1954), pisó los mayores clubes españoles. Comenzó en el Pontevedra, debutó en el Real Madrid, formó parte de la selección y logró grandes victorias con el FC Barcelona -a cuyo equipo técnico sigue vinculado desde hace veintitrés años como ojeador-, a pesar de que en 1989 decidió colgar los guantes. Terminó en el Real Murcia y, tras su retirada, regresó a su Galicia natal. Aquí regenta desde hace más de dos décadas -ahora junto a su hijo Jorge- la Galería Sargadelos de Vigo. Y, si el Barça es más que un club, Sargadelos es más que una marca de cerámica: todo un icono sociocultural gallego, que aunque hoy vive horas bajas, puja en la ciudad.

-Sigue en la secretaría técnica del FC Barcelona, ¿de qué se ocupa actualmente?

-Ya hace unos años que viajo por toda Europa viendo posibles fichajes, vinculado al cuerpo técnico.

-Así que tiene un ojo clínico para captar a nuevos talentos y jóvenes promesas. ¿En qué consiste su trabajo?

-(Risas) Debería de tenerlo al menos, porque me pagan por ello. Nosotros tenemos que supervisar a los jugadores de toda Europa que creemos que tienen proyección para el FC Barcelona. Tenemos que viajar mucho y, sobre todo, yo tengo controlada Galicia y Portugal al 100%. Luego me dedico más a Francia, Bélgica, Holanda...

-¿Van a ojear partidos?

-Normalmente vamos a tiro fijo, porque hay más gente trabajando en todos los lugares para ver a los jóvenes que destacan y nosotros les hacemos un seguimiento continuo para decidir si se ficha o no.

-¿Cuál ha sido la joven promesa que más le ha sorprendido de las que observa últimamente?

-Hay muchas. Lo bonito es que aún no son muy conocidas, pero la que más me sorprendió fue un jugador portugués del Oporto de 18 años que ahora acaba de fichar por el Manchester United FC, José Diogo Dalot. Acaba de pagar por él 25 millones de euros. Lo llevábamos siguiendo nosotros desde los 15 años y estuvimos a punto de ficharlo. Llegamos a un acuerdo... pero finalmente se lo llevó el Manchester. Mi trabajo me gusta mucho.

-La galería Sargadelos es su otra pasión profesional.

-Sí. Allí llevo ya 25 años. Es un trabajo que también me atrae mucho y ya que cuando tengo que viajar normalmente son los fines de semana, así que es totalmente compatible con la galería. Son trabajos totalmente compatibles. Mi hijo lleva bastante peso, así que me libera mucho.

-Parecía que en Sargadelos se respiraba de nuevo con tranquilidad tras los años de pesadilla. Del riesgo de quiebra, el enfrentamiento con su fundador, Isaac Díaz Pardo o el ERE de 2013 que acabó en los tribunales... y ahora se anuncia el despido inmediato de 49 trabajadores de la fábrica de Lugo. ¿Cree que saldrán de esta?

-Siento muchísimo esa noticia porque parecía que la empresa se había estabilizado, pero me conformo con que la empresa siga como está. Tenemos una imagen y un diseño puntero y realmente la compañía estaba funcionando bien desde hace tres o cuatro años. Se hizo una regularización importante de empleo, pero hoy están trabajando casi 200 personas.

-También en la fábrica de Sada (A Coruña) el museo sigue cerrado.

-No sé exactamente cómo está esto, porque existe un litigio con el Laboratorio de Formas. Es cierto que es un museo de arte contemporáneo importantísimo y es una pena que no se pueda visitar.

-¿Cómo valora que Ágatha Ruiz de la Prada entrase en el diseño de esta emblemática firma gallega?

-Paso palabra. Prefiero no opinar porque mi opinión no es positiva. Aun así, creo que ya se han dado cuenta de que no era la persona idónea.

-¿Tienen un público fiel en Vigo o han ido ganando adeptos?

-En Vigo no nos podemos quejar. Sí que tenemos un público fiel desde hace años, pero en los últimos dos o tres años se está incorporando gente joven como clientes. Antes eso no pasaba y dice mucho del diseño, que se está renovando continuamente y sigue siendo de vanguardia. La parte positiva de ese último cambio es este.

-¿Ama más el arte o el deporte?

-El deporte fue lo que mamé desde crío. Ya era profesional con 16 años. Debuté en el Pontevedra con 17, en 2ª, y mi vida fue el deporte, que siempre viví con mucha intensidad. Por eso cuando me retiré necesitaba cambiar radicalmente de profesión.

-Fue duro colgar las botas, supongo.

-Estuve un año y medio sin querer ni ver un partido de fútbol. Hasta que Cruyff me llamó para pedirme que comenzara a ver jugadores aquí en Galicia. Así, hasta que me fui entre comillas 'complicando'... y hasta llegar a donde estoy ahora.

-¿Se ve jubilándose o ni se lo plantea?

-Yo por ahora ni lo contemplo. Soy una persona muy activa y de veras creo que voy a estar hasta que me muera haciendo cosas. No sé el qué... y supongo que algo tendré que abandonar, porque cada vez me cuesta más viajar, por ejemplo. Por desgracia Galicia está mal comunicada con el resto de Europa y como mínimo al mes hago cuatro viajes, pero hay meses que hago siete u ocho por España y Europa.