Hace 20 años que David Fandila "El Fandi" debutó con picadores en Santa Fe, en su Granada natal, y desde entonces no ha perdido ni un ápice de su ilusión y ambición por triunfar. El torero andaluz participa esta tarde en el segundo festejo de la feria de la Peregrina, compartiendo cartel con el rejoneador Diego Ventura y con Antonio Ferrera.
-Esta temporada cumple veinte años de carrera y parece que tiene la misma ilusión y ambición que el primer día. ¿Cómo lo consigue?
-Lo bonito del toreo, lo que hace interesante y emocionante mi profesión, es que todo empieza y termina cada día. Los triunfos de ayer ya no cuentan hoy. Cada tarde es una historia distinta, un nuevo reto. Eso te da la oportunidad de superarte, de tratar de ofrecer una mejor versión de ti mismo. Por eso, es prácticamente imposible caer en la rutina y, también por eso mismo, el toreo es tan grande. En un segundo puede cambiar radicalmente tu carrera o incluso tu vida.
-¿Qué valoración hace de cómo está yendo la temporada? ¿Qué sensaciones está teniendo?
-Esta siendo una temporada muy gratificante en líneas generales. Tardes como la de Sevilla, Granada o, hace unos días, en El Puerto de Santa María me han permitido disfrutar del toreo al máximo. También hay otras tardes que quizás no hayan tenido tanta trascendencia mediática pero a mí me han aportado mucho. Fue el caso de Cehegín. Este invierno he llevado a cabo una preparación si cabe más intensa que años anteriores y estoy viendo los frutos de ese trabajo silencioso. Estoy muy orgulloso de haber apostado por hacer gestos como lidiar la corrida de Victoriano Martín en Castellón o la de La Quinta en Azpeitia. Siento que la afición lo ha valorado y reconocido.
-Creo que no hubo suerte en Madrid, pero sí en Sevilla, ¿no? ¿Cómo recuerda esa faena en la Maestranza?
-Sevilla siempre es especial. El año pasado ya cuajé una gran faena aunque no pude cortar oreja, pero la crítica y los aficionados lo reconocieron y, gracias a Dios, este año he podido redondear el resultado. Esa plaza y esa afición son algo distinto. Por lo que significan, por su manera de sentir y entender el toreo, por el respeto, por todo. Triunfar en Sevilla es una de las cosas que da sentido a los sacrificios que implica ser torero.
-Llega a Pontevedra directamente desde Córdoba y después se irá a Jaén y toreará varias tardes seguidas. ¿Qué es mayor, el cansancio mental o el físico?
-Evidentemente, durante la temporada hay momentos en los que los compromisos pesan tanto física como mentalmente, pero la ilusión y la ambición suplen todo. Además, tengo la fortuna de tener un equipo muy completo que me facilita el descanso y me permite que pueda centrarme plenamente en torear.
-¿Es consciente de que la afición de Pontevedra le tiene un cariño especial? ¿Qué significa para usted ser casi un fijo en la feria de la Peregrina?
-Pontevedra es una plaza que siempre ha sido muy importante para mí. Me he sentido querido y respetado. Es una maravilla ver la forma en que se siente el toreo, cómo todas las peñas y el público viven el toreo como lo que es: un rito. Desde por la mañana, hasta después de la corrida. Estar anunciado en La Peregrina es siempre ilusionante y diría que es una fecha marcada en mi calendario. Espero que este reencuentro sea triunfal.
-Compartirá cartel con Antonio Ferrera y Diego Ventura. ¿Se siente cómodo en corridas mixtas?
-Me siento cómodo compartiendo cartel con compañeros que se entregan y que respetan el toreo y lo que significa. Las cotas que ha alcanzado Diego, su nivel, lo que transmite, la categoría que da al rejoneo es de otra galaxia. Y Antonio es un torero al que admiro de siempre y al que, igual que a Diego, también respeto como hombre.
-Volverá a coincidir con Antonio Ferrera en la despedida de Padilla en Valladolid. ¿Qué significan para usted este tipo de festejos?
-Este año voy a compartir varias tardes con Juan. Estoy siendo testigo de algo que ya sabía: el profundo respeto y cariño que le tiene la afición. Su trayectoria vital y profesional, su afán de superación y su forma de afrontar la adversidad son un ejemplo para todos. Ahora le llega el momento del merecido descanso, pero su testimonio va a quedar para siempre como una historia única.
-Verle poner banderillas es un espectáculo. ¿Se siente un torero más completo por ello?
-Sinceramente, creo que un torero no se define únicamente por el hecho de poner banderillas o no. Lo que sí es indudable es que es un valor añadido y que dentro de mi tauromaquia tienen una importancia fundamental. Es una suerte que disfruto porque siento que hago feliz a la gente. Y eso es lo importante.
-También está dando clases de toreo de salón, ¿es una forma de atraer a los jóvenes a la tauromaquia?
-La Tauromaquia es tan rica, tan llena de valores y de autenticidad que de por sí resulta atractiva. Pero sí es cierto que es necesario desarrollar proyectos e iniciativas para mostrarla y darla a conocer a los jóvenes y a quienes no lo son tanto porque no se puede querer lo que no se conoce. Y muchos prejuicios parten del desconocimiento. No son pocas las personas que tenían una opinión del toreo y han terminado por ser grandes aficionados cuando han conocido lo que significa, el profundo respeto al toro, los valores que encierra, etc.
-Pontevedra es la única ciudad gallega que mantiene festejos taurinos. ¿Está en peligro la fiesta?
-El toreo no está peligro porque está amparado por la ley y reconocido como Bien de Interés Cultural y, como vivimos en un Estado de Derecho, las leyes están para hacerse cumplir. Además, es tan atractivo por todo lo que significa, genera una cantidad incalculable de puestos de trabajo directos e indirectos, ingresos, etc. que desde un punto de vista práctico a nivel económico no veo el beneficio de que se aboliese. Es mejor construir una sociedad sobre libertades que sobre prohibiciones.
