El pazo de Rubiáns ya es muy conocido por su colección de camelias y por la espectacularidad de sus jardines. Pero a partir de ahora también lo será por el albariño que produce, pues esta emblemática finca de Vilagarcía se ha hecho con la victoria en la cata concurso de la 66 edición de la Festa do Albariño de Cambados.

El premio Gordo de la vitivinicultura en Galicia regresa así a O Salnés, después de que hace un año viajase a O Rosal. Las medallas de plata y de bronce, sin embargo, sí han recalado en bodegas del sur de la provincia de Pontevedra. En segunda posición quedó el caldo La Trucha, que produce la Finca Garabelos, de Crecente. El tercer albariño más votado fue el Abadía de San Campio, de Bodegas Terras Gauda, de O Rosal.

Las distinciones se comunicaron al final de la comida oficial de la Festa do Albariño, organizada por el Ayuntamiento de Cambados en el pazo de Torrado de la mano del concejal de Promoción Económica, Xurxo Charlín. Acudieron unas 600 personas, y uno de los aspectos más destacables fue la ausencia del presidente de la Xunta de Galicia, y Gran Mestre del Capítulo Serenísimo do Albariño, Alberto Núñez Feijóo.

Feijóo presidió el acto de investidura de las Damas y Cabaleiros del Capítulo Serenísimo, y posteriormente bajó hacia Torrado en compañía de toda la comitiva. Entró en el parque, donde fue recibido por las autoridades municipales, y se dirigió a las mesas exteriores donde los asistentes estaban tomando el aperitivo. Pocos minutos después, sin embargo, abandonó el lugar apresuradamente. Desde su gabinete se excusó su ausencia por una indisposición.

Quien sí estuvo en la comida fue el portavoz parlamentario de En Marea, Luis Villares, que se sentó en una mesa pegada a la presidencial, en la que iba a estar Feijóo. En su representación del presidente quedó la conselleira de Medio Rural, Ángeles Vázquez.

Otra novedad del almuerzo de ayer fue que se ha eliminado la mesa presidencial rectangular, de modo que las autoridades comieron como el resto de invitados en mesas circulares, y sin una separación física entre unos y otros.

El menú constó de pulpo "á feira", cigalas, vieiras, almejas, carne, y tarta de Santiago, todo ello regado con vinos albariños de las diferentes subzonas de Rías Baixas.

Tras los discursos se procedió a la entrega de los premios, aunque en esta ocasión resultó algo más fría que en otras ocasiones, puesto que de los tres galardonados solo estaba presente un representante de Terras Gauda. Eso obligó a dos representantes del Consello Regulador Rías Baixas a recoger las distinciones en nombre de Garabelos y el pazo de Rubiáns.

La comida fue el acto institucional central de una Festa do Albariño que ha estado marcada por una importante apuesta por la seguridad y por realzar el papel de las mujeres en la sociedad, con iniciativas como el punto morado contra las agresiones sexuales, o el hecho de que los dos pregones fuesen leídos por primera vez en la historia por mujeres.

Incidencias por el calor

A falta de que se realice un balance definitivo de la fiesta, fuentes consultadas indican que se han producido numerosas incidencias médicas derivadas de las altas temperaturas de estos días. A cambio, se ha detectado -al menos en la primera parte del evento- un descenso en las atenciones sanitarias por cortes, que eran tradicionalmente muy numerosas.

Desde el Ayuntamiento se apunta que la afluencia de gente a Cambados ha sido un año más elevadísima. Pero no se concentró únicamente en Fefiñáns, el Paseo da Calzada y las zonas de pubs, como otros años, sino que se ha ido dispersando por otros puntos. Tanto es así que en la madrugada del sábado al domingo hubo mucho ambiente en una plaza como la de San Gregorio, en el barrio de Triana, que otros años estaría vacía a esas horas. "El modelo de fiesta ha cambiado completamente", plantea Xurxo Charlín.