Los niños que fueron rescatados junto a su entrenador tras pasar más de dos semanas en una cueva anegada por el agua en Tailandia completaron ayer su etapa en un monasterio budista y podrán regresar de nuevo a sus respectivos hogares. Once de los niños del equipo -el miembro restante es cristiano- pasaron diez días como monjes en un monasterio para honrar al buzo que perdió la vida en los trabajos de rescate. El entrenador decidió prorrogar su estancia hasta los tres meses, según el diario "The Nation".