El agua de los arenales gallegos ha perdido este verano su fama de "gélida" con temperaturas que incluso alcanzaron el día más caluroso de la ola de calor en Galicia los 25 grados en Ladeira. La playa de Baiona es donde se ha registrado la cifra más alta pero también los bañistas de O Vao o A Lanzada disfrutaron ayer del agua a 23 grados y en Rodas y se alcanzaron los 22, una cifra que también se anotó en Riazor.

Meteogalicia chequea a diario la temperatura del agua de todos los arenales gallegos y desde el Observatorio Oceanográfico de la Estación de Ciencias Marinas de Toralla (ECIMAT) se hace lo mismo con las aguas de la Ría, aunque con sensores situados a una mayor profundidad que los de la agencia gallega -situados a unos 20 o 30 centímetros bajo la superficie- por lo que la temperatura detectada por Ecimat, es sensiblemente inferior a los datos publicados por Meteogalicia. "Nosotros medimos a un metro de profundidad", precisó el responsable del observatorio, José González, explicando así la diferencia de valores entre los 23 grados de O Vao que aportó ayer la agencia gallega y los 20 que anotaron en la misma jornada en Ecimat, un valor, en todo caso, también inusual y casi dos grados por encima de la media.

El viento del sur es el responsable de este calentamiento porque, explica González, mueve las aguas cálidas superficiales hacia la ría en un fenómeno que se conoce como downwelling o hundimiento. Es el contrario al upwelling o afloramiento que provoca el viento del norte y que es el responsable en buena medida de la calidad de nuestros pescados y mariscos al enfriar las rías.

"Los 20 grados de media de estas últimas semanas son excepcionales. La estadística de julio sitúa la media en 19,4 grados, más de un grado de la media habitual de esta época. Solo la semana pasada afloró agua fría por la llegada de viento del norte y bajó la temperatura a 16 y 17 grados pero duró muy poco, apenas un par de mañanas, y volvió a soplar del sur y suroeste", aclaró González.

Precisamente este verano, en la jornada del 11 de julio, se batió el récord de los últimos cinco años, con el agua a 21,97 grados, una marca que sigue imbatible.

Por su parte, en el caso de las aguas más superficiales, en la lectura de los sensores influyen, además del viento, la temperatura exterior y otros factores como el momento de la marea o la situación del arenal, si está más o menos resguardado como es el caso de Ladeira, en el interior de la ensenada de la villa de Baiona. De hecho, Alberto Romero, de Meteogalicia, asegura que se trata de un fenómeno más más habitual del que se cree. "Ya pasó hace dos semanas en Sálvora y Ribeira. El agua estuvo a 21 y 22 grados. Es algo normal si no hay viento y hace calor fuera por lo que no es algo excepcional que se alcancen valores de 23 y 24 grados en algunas zonas", aseveró el experto, que añadió que en cuanto la ola de calor desaparezca y se recupere el viento esas temperaturas bajarán a valores más habituales.