Francisco Javier reside en Madrid, aunque tiene familia en As Neves. Hace poco tiempo su padre sufrió una operación cuyo resultado era incierto. En el mismo hospital pidió a Santa Marta que si su padre se curaba, en la romería de Santa Marta de este año iría "ofrecido" en una caja fúnebre durante la procesión. Aunque los médicos no se fiaban de la recuperación, el resultado fue milagroso, de los 35 días que se esperaba estuviese ingresado regresó a casa a los 15. "Foi realmente unha milagre, a operación era de fígado e do 35% que lle quedou recuperouselle ata o 90 %", asegura uno de sus porteadores.

Esa es una de las historias de vida de la romería de Santa Marta de Ribarteme, que ayer llevó a cinco personas a introducirse en féretros para ser portados en la procesión, un rito al que se le atribuye más de quinientos años de antigüedad, con el que se agradece a la santa el haber intercedido en un a curación, que, de otro modo, difícilmente podía producirse.

La procesión contó con ocho ataúdes, de los cuales tres fueron vacios pero también ofrecidos por asistentes. Un noveno no pudo salir ya que el "ofrecido" no encontró porteadores suficientes. De seis, dos de los "ofrecidos" llegaron desde la provincia de A Coruña.

La romaxe, a la que ayer asistieron miles de personas llegadas de todas las partes de Galicia, también llevó a devotos amortajados que hicieron el recorrido procesional de rodillas dejando, al menos en un caso, los "xoenllos" prácticamente en carne viva.

Las misas comenzaron temprano, y ya a primera hora la gente fue llenando el recinto. La aglomeración del mediodía no tuvo precedentes en la historia de esta romaxe. Los más mayores no recuerdan tanta gente en la misma en los últimos años. "Houbo anos de moita xente, pero non tanta como hoxe", explica José.

Junto a los "ofrecidos" de los ataúdes, los que van dentro y los que los exhiben como muestra de una curación, ya que la importancia subjetiva del milagro mide la promesa, otros muchos entregaron a la santa imágenes de cera, encendieron velas, y realizaron donaciones, también en dinero. La santa salió en procesión adornada con algunos billetes, no tantos como antaño, ya que algunas ocasiones se cubría con un manto de papel moneda, pero si pudieron verse algún billete de 50, varios de 20, algunos de 10...

A las puertas del templo los vendedores de objetos cera ofrecían exvotos, entre ellos corazones, ojos, y muñecos con un cuerpo de hombre o de mujer, que representa a la persona para la que se pide "el que lo da es como si quedará él", dice una señora. Los artesanos cereros de Bastavales tienen en la romería de Santa Marta una las citas más importantes de Galicia "aunque agora as rosquilleiras fan competencia e tamén venden cera", plantea uno de ellos.

Este año, por vez primera, los "ofrecidos" de ataúdes recibieron un diploma que acredita el recorrido procesional en el féretro, cumpliendo la promesa, ya hay una "compostelana" de Ribarteme.