Golosinas, unicornios y una infinita paleta de tonalidades de rosa endulzan el Sweet Art Museum, el primer museo dedicado a la felicidad en Europa y que se ha convertido en una de las principales atracciones veraniegas en Lisboa.

#SayYesToHappiness ("Di sí a la felicidad") es el lema de este rompedor concepto, compuesto por ocho salas donde es posible bañarse en una piscina de "nubes", encontrarse con unicornios y jirafas rosas a escala real o con helados gigantes e incluso disparar ositos de goma en un juego de realidad virtual.

Tampoco falta el toque portugués, firmado por la artista Maria Imaginário, autora de la última sala, "Lucky fruit" ("Fruta afortunada"), dedicada al primer dulce que se da a los bebés.

El "museo" ya ha sido visitado por cerca de 20.000 personas desde que abriera sus puertas el pasado 31 de mayo al lado de la conveniente Rua do Açúcar ("calle del Azúcar") de la capital portuguesa.

Todo lo que rodea al espacio está calculado al milímetro para convertirlo en un verdadero paraíso de color rosa para niños y no tan niños, incluyendo un hilo musical formado por las más populares canciones del panorama pop en la actualidad y un inconfundible olor a dulce que persigue a los visitantes desde la entrada.

"Queremos convertir Lisboa en la ciudad más colorida y dulce de Europa", asegura a Efe una de las fundadoras del museo, Carla Santos.

Santos ideó el proyecto junto con Nuno Silva cuando, revisando su perfil de Instagram, se topó con un concepto similar en Estados Unidos que no todavía había sido replicado en Europa.

Precisamente esta red social es uno de los puntales del museo, ya que como "primer espacio 'pop-up' y digital en Europa dedicado a lo dulce" no solo se aceptan las fotografías y los vídeos, sino que lo fomentan.

"Instagram es una red social que en este momento es más idónea para este tipo de ambientes de fotografía", explica Silva, encargado de la vertiente más digital del espacio.

Con este objetivo, desarrollaron también una aplicación en la que se facilita la subida de las fotografías a las redes sociales.

Además, en cada una de sus ocho salas se explica el origen de las golosinas mediante unos vídeos que se activan a través de una pantalla de realidad virtual.

Aunque está abierto para todo tipo de visitantes, su público objetivo son "jóvenes entre los 14 y los 35 años", más propenso a compartir instantes de su vida constantemente a través de las redes sociales.