"?toda acción, en efecto, en sí misma, no es ni bella ni fea, como, por ejemplo beber, cantar o conversar. Ninguna de estas cosas en si es bella, pero en el modo de realizarla, según se ejecute, resulta de una forma o de otra., pues si se efectúan bien y rectamente resulta bella, y, en caso contrario, torpe?"
(El banquete. Platón)
Esta frase que, aparentemente, resulta obvia, encaja como anillo al dedo al concierto de clausura del IKFEM´18 realizado en el Teatro del Área Panorámica de Tui.
En esta edición, dedicada a la mujer, el colofón lo pusieron la pianista Rosa Torres-Pardo, la cantaora Rocío Márquez y la rapsoda Clara Muñiz. El programa compuesto de obras conocidas del repertorio, mal llamado, "clásico": Granados, Albéniz, Lorca, Falla y una obra de José Luis Turina.
Si la función principal del intérprete (Yo prefiero llamarle re-creador, pues, en su nivel máximo, este/a participa en la creación de la obra, a través de su visión personal) es dar vida a las obras, aquí es donde se hace realidad la frase de Platón en un sentido o en otro.
Los músicos sabemos de sobra el peligro que supone incluir en el programa obras muy conocidas del repertorio, pues el público y los especialistas ya tienen referencias de grandes intérpretes, que se archivan como lugar común o cliché.
Comenzó el programa con las famosas tonadillas de la obra Goyescas de E. Granados. Escenografía austera: fondo negro, piano, luz blanca y tenue sobre las tres majas. Gestos de belleza y sencillez, sin alharacas, como en el buen teatro. Un paréntesis para subrayar el acierto y maestría de la gran pianista Rosa Torres-Pardo, al condensar en una sola obra todo el repertorio ¿Cómo lo consigue? Realizando con naturalidad transiciones armónicas y tonales, a veces de su propia creación, y fundiéndolo todo en el crisol de su ductilidad musical y gran técnica pianística. El resultado: un bello espectáculo de arte puro.
La Cantaora Rocío Márquez supo fundirse en la magia de la música y transmitirnos su duende en muchos momentos del concierto. Solo subrayar la maja de Goya, la Canción sefardí, la Danza del fuego Fatuo y de forma sublime la Nana de M. de Falla.
La narradora-rapsoda Clara Muñiz cual Ariadna, fue tejiendo con su narración, y los bellos poemas de Luis García Montero, el hilo de unión necesario para completar este magnífico concierto, colofón de un festival que se está abriendo paso entre los importantes de la península ibérica. Felicidades a su directora Andrea González y su equipo, y congratularnos de que los Ayuntamientos de la Eurocidade: Tui-Valença do Miño y demás patrocinadores apuesten por la cultura de calidad.
*Catedrático y exdirector del Conservatorio Superior de Música de Vigo
