"Crecí escuchando a Maná y llevaba años esperando que vinieran cerca. Que actúen en Vigo y por 10 euros la entrada, para mí es un sueño cumplido", aseguraba la viguesa de 24 años Alexandra Bastos sujetando la entrada que le daría acceso al recinto, a donde llegó seis horas antes de la hora del concierto. Todo por escuchar en directo El muelle de San Blas.

"Nos hemos dedicado Eres mi religión mutuamente", confesaban unos metros detrás Trino y Vanessa, un matrimonio de hondureños residentes en Vigo que siguen al grupo desde hace 22 años y que también llegaron a las cinco de la tarde a hacer cola. En las filas de acceso al evento, algunos reconocieron haber pagado en la reventa 140 euros por dos entradas: "Las oportunidades hay que aprovecharlas; te aprietas un poco de otro lado...", admitieron por el esfuerzo económico.

Pero ya desde las nueve de la mañana los fans más madrugadores e incondicionales de Maná se pertrecharon en el auditorio del parque de Castrelos, provistos de sombrillas, gorros, agua fría, comida, toallas y toda clase de víveres para pasar una larga de jornada al sol, a la espera de la laureada banda mexicana.

Sus esfuerzos no fueron en vano. A mediodía, Alex (Alejandro González) y Fher (Fernando Olvera), dos de los integrantes del mítico grupo latino, se dejaron ver -tras la prueba de sonido y el ensayo- causando el primer delirio entre los seguidores. Incluso aceptaron fotografiarse con algunos como la viguesa Patri Rodríguez, que tuvo que organizarse en casa con su mujer para conciliar la espera en Castrelos con el cuidado de las 'peques'. La generosidad de Maná también quedó patente a la hora de firmar una gorra a unas seguidoras de Goián, Tomiño, para un afectado de ELA

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Búscate entre el público del concierto de Maná en Vigo

Búscate entre el público del concierto de Maná en Vigo // Marta G. Brea

Residentes en Vigo de Cuba, Venezuela, México... E incluso de Guadalajara, ciudad en la que se fundó el grupo -una chica dijo haber visto a la banda tocar a principios de los años 80- visitaron Castrelos. No querían perderse un concierto único, por el entorno, también por la gratuidad desde la grada, en la que las largas esperas propiciaron incluso hacer amistades.

Pero los que tenían entradas, también fueron madrugadores. Las primeras en la cola de acceso al recinto fueron una joven de 17 años que compró la entrada en Canadá y su madre: Uxía Vicente Villa y Elisa. Esperaron en el parque vigués de Castrelos desde las 16.00 horas. Y, aunque venían de A Guarda, Uxía compró las entradas en Canadá, donde estudia Bachillerato con una beca de la Fundación Amancio Ortega. "Escuchaba en la radio Labios compartidos con 4 años", aseguró. La joven fue seleccionada entre más de un millar de personas en Galicia que concurrieron a una beca para la que solo seleccionaron a 80 alumnos. Con Maná, la suerte le sonrió de nuevo. "Puse el despertador para levantarme a las cuatro de la madrugada el día que comenzó la venta de entradas", reconoce Quiso regalar una entrada a su madre para el concierto de Vigo. Y lo lograron: un acceso a las primeras filas de otro concierto mágico de la banda mexicana.