Galardonada con el Premio Loewe, el más prestigioso de España en Poesía, e icono feminista, Elena Medel es autora de "Un día negro en una casa de mentira" (Visor, 2015), y de los ensayos "El mundo mago. Cómo vivir con Antonio Machado" (Ariel, 2015) y "Todo lo que hay que saber sobre poesía" (Ariel, 2018). Coordina el proyecto "Cien de cien", para la visibilización de la obra de las poetas españolas del siglo XX y visitó Vigo por el festival de poesía Poemaria.

- Aplaudida por la crítica y los importantes Premios logrados, ha conseguido vivir del verso . ¿Son buenos tiempos para la lírica?

-La literatura ocupa un lugar central en mi vida, en lo que me interesa: necesito los libros cada día. Si te refieres a la cuestión laboral, me temo que yo no vivo ni del verso ni de las letras. Las facturas me las pagan otros trabajos sin relación con mi escritura.

- ¿Cuáles? ¿Están desvinculados de las letras?

-Tengo una empresa de comunicación y gestión cultural.

- ¿Ha tenido que sacrificar mucho en el camino?

-No, no tengo la sensación de haber renunciado a nada por leer, escribir o editar... El tiempo entre libros es para mí tiempo ganado.

- ¿Qué importancia le otorga a los festivales como el que ha encabezado recientemente en Vigo (Poemaria)?

-Me entusiasman por los dobles asombros que permiten: los poemas ajenos que no se conocen, y que deslumbran, y las conversaciones con quienes leen, y que iluminan. Me gusta también que se propicie el diálogo a uno y otro lado del libro, que generen un tejido real entre la ciudadanía... Creo que iniciativas como Poemaria, tan valiosas, lo consiguen.

- ¿Cuáles son ahora mismo sus obras pendientes, si las hay?

-En marzo publiqué con la editorial Ariel un ensayo muy didáctico, "Todo lo que hay que saber sobre poesía". Está reciente todavía. No tengo ningún libro pendiente de edición, no me ha dado tiempo.

- ¿Qué ve cuando mira el horizonte de este verano?

-Retomaré lecturas pendientes, acumuladas durante el año en espera de calma, y prepararé los libros que publicaré en La Bella Varsovia durante el próximo semestre. Quizá también escribiré un poco, si quedan ratos e ideas.

- ¿Qué le gusta de la poesía gallega o de los y las poetas gallegas?

-La poesía gallega no me resulta desconocida. Leo en gallego y estoy al tanto de lo que se publica; coordiné un número sobre poesía gallega joven -unos diez años atrás- para una revista, y en La Bella Varsovia publiqué el año pasado "Celebración", de Gonzalo Hermo, con traducción de Miriam Reyes. Me interesan la reflexión sobre la identidad, su vínculo y su construcción con el lenguaje... En todo caso, no creo que esa distancia geográfica a la que te refieres entre el lugar de nacimiento -que no de vida: yo resido en Madrid desde hace muchos años- y el lugar de escritura imponga una diferencia o una dificultad en la percepción.

- Compartió cartel con Dores Tembrás, una referencia en Galicia ahora mismo por su obra y también al frente de la editorial Apiario. ¿Percibe que las inquietudes son las mismas?

-Sí, por lo que conozco sobre Apiario entiendo que nuestros proyectos coinciden en algunas intenciones.

- Trabaja para visibilizar las figuras femeninas olvidadas de la historia del siglo XX. ¿Se ha llevado alguna sorpresa investigando autoras que no conocía o trabajos inéditos?

-Para mi proyecto "Cien de cien" no he trabajado aún con textos inéditos de las autoras a las que he seleccionado. He preferido centrarme en lo que ya está publicado, y accesible aunque de forma muy precaria: obras que prácticamente lo son hoy, porque se descatalogaron en muchos casos hace décadas y apenas se consiguen en bibliotecas o librerías de viejo. En estos años de lecturas he encontrado muchas poetas sobre las que no sabía nada: Alfonsa de la Torre o Concha de Marco, por nombrar a dos escritoras de calidad indiscutible, de manera evidente, porque el canon lo conforman nombres masculinos.