A punto de cumplirse un mes desde el inicio del verano, la estación arrastra un comportamiento anómalo sin ninguna ola de calor a la vista, circunstancia que no sucedía en casi una década, y con tormentas casi a diario en puntos de la mitad norte.

De momento, y coincidiendo con el comienzo del periodo canicular -etapa en la que se registran las temperaturas más elevadas del año (del 15 julio al 15 de agosto)-, los modelos climáticos no contemplan una ola de calor en la península para las próximas semanas, aunque es prematuro descartarlas.

Este comportamiento es similar al del verano de 2016, cuando el primer episodio de temperaturas anormalmente altas, se produjo en estas mismas fechas (17-19 de julio), según un estudio sobre este fenómeno de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

Para recopilar datos sobre las olas de calor más tardías de los últimos diez años habría que remontarse a 2009 y 2008, años en los que sólo hubo un episodio de calor el 16 de agosto y el 3 de agosto respectivamente.

En la serie 1975-2017, el verano de 2017 fue el que más olas de calor registró, cinco en total, con una temperatura máxima de la ola de 41,1 grados, seguido de 1991 y 2016, con cuatro, mientras que la más larga fue la de 2015 con 26 días consecutivos, superando en 10 días a la de 2003.