La Unión Europea le da un importante toque de atención a Google. Bruselas le impuso la mayor multa de la historia -4.343 millones de euros- por abusar de su poder y forzar a los fabricantes de teléfonos que utilizan su sistema operativo Android a utilizar también otros servicios de la firma como el buscador o la tienda de aplicaciones. Los expertos consultados creen que esta sanción "se veía venir" y exigen más control sobre el monopolio de los gigantes de internet.

"Google ha impuesto restricciones ilegales a los fabricantes de dispositivos Android y operadores de redes móviles para consolidar su posición de dominio en las búsquedas en internet", afirma la Comisión Europea en un comunicado. El gigante estadounidense tiene 90 días para subsanar el error pero la firma ya ha anunciado que recurrirá la sanción porque "Android ha creado más elección para todos, no menos", según proclaman en su cuenta de Twitter.

La visión de Bruselas es diferente. Google impone restricciones "para asegurar que el tráfico de los dispositivos Android va al motor de búsqueda", asegura la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager. Lo hace de tres formas. Por un lado, exige a los fabricantes que preinstalen sus servicios de búsqueda (Google Search) y su navegador (Chrome) como condición para otorgarles la licencia de uso de su tienda de aplicaciones (Play Store). Y por otro, hace ciertos pagos a fabricantes y operadores de redes móviles a condición de que instalen por defecto su buscador. También les impide vender teléfonos inteligentes que tengan versiones alternativas de Android no aprobadas por Google. En definitiva, blinda los contratos con las telefónicas para potenciar su buscador a través de Android, instalado en el 80% de los teléfonos europeos.

Antecedentes

No es la primera multa que recae sobre Google por este tema. En 2017 ya recibió una sanción de 2.424 millones de euros por favorecer su servicio de compras en su motor de búsqueda. Una situación muy similar a la actual.

Por eso, los expertos asturianos creen que esta sanción "se veía venir". Darío Álvarez, catedrático de Informática considera que "donde no llega la ética tendría que llegar la legislación". Cree que Google lleva a cabo este tipo de prácticas para aumentar su hegemonía pero, de paso, aprovecha para recopilar más datos de sus usuarios. "Google vive de los datos de sus usuarios para utilizarlos con fines publicitarios. Cuantas más personas utilicen sus servicios más datos tendrá la compañía y también más dinero ganarán", apunta Álvarez.

Microsoft ya recibió en 2003 una sanción similar por imponer en sus ordenadores el navegador "Internet Explorer". Tras el toque de atención, el usuario puede elegir qué navegador instalar. A partir de ahora, en teoría, ocurrirá lo mismo con los teléfonos Android.

"La desventaja de Android frente a iOS, de Apple, es que Android está concebido para funcionar como sistema operativo en dispositivos muy dispares", apunta Enrique Rodríguez Santamaría, programador informático y desarrollador de software. Apple, sin embargo, tiene su propio teléfono y su sistema operativo por lo que sí puede promocionar sus productos. Esto podría llevar a Google a pensar en esta vía como un "camino alternativo".

El problema es que esta solución podría traerle problemas al gigante tecnológico. "Si se pone a fabricar teléfonos, otras compañías, como Samsung, pueden dejar de utilizar su sistema operativo y empezaría a haber guerras comerciales", cree el profesor de Seguridad Informática.

En lo que sí coinciden los expertos consultados es en la necesidad de poner límites a los grandes actores de internet. "Se deben implantar determinadas auditorías para prevenir los monopolios y la competencia desleal, pero no sanciones económicas. Hay que tener en cuenta que son estas empresas las que invierten en I+D y ofrecen los mayores avances tecnológicos", apunta Rodríguez Santamaría. Pero mientras esto ocurre, a tenor de los ingresos de Google, en dos semanas habrá reunido el dinero de la multa de Europa.