Tenían la esperanza de estrenar el Wanda Metropolitano como recinto de conciertos, pero Bruno Mars se adelantó a Iron Maiden, banda que movió el sábado a la mayor marea de camisetas negras y melenas "heavys" que ha visto España hasta la fecha, en un día en que Madrid fue epicentro musical.

Los británicos competían en su paso por Madrid, con sus grandes clásicos dentro de la gira "Legacy of the Beast", con el Mad Cool Festival y los cabezas de cartel de su última jornada, Depeche Mode y Queens of the Stone Age, y también compitieron con cierto caos en la organización.

En total, entre heavys y festivaleros, la capital reunió en torno a 132.000 amantes de la música, 52.000 para el bando de los británicos -según la organización.

Enturbiado por el caos en los accesos, el que se promocionó como el mayor concierto de Iron Maiden en España tiñó la casa rojiblanca de negro con miles de camisetas del famoso Eddie.

Pero el espectáculo no comenzó hasta pasadas las 21.10 horas con "Doctor Doctor" en los altavoces, aunque, eso sí, sin la banda en las tablas y posteriormente con un fragmento de un discurso de Churchill.

Iron Maiden acompañaban el corte con un avión militar cuando finalmente saltaron con "Aces High". Bruce Dickinson sorprendió no por su estridente voz, bien conocida por los miles de asistentes, pero sí con cambios de vestuario en casi cada uno de los temas de este show que implora a "luchar por la libertad".

"Scream for me, Madrid! (Grita para mí, Madrid)", pedía el vocalista en medio de la agitamasas "2 Minutes to Midnight", después de seguir con otro himno, "The Clansman", y su grito de libertad, del disco "Virtual XI", de 1998.

Y es que los reyes del metal solo ofrecieron auténticos éxitos de su extensa discografía como "The Trooper", que levantó al Wanda con un Eddie enorme de "carne y hueso" dando guerra en el escenario.

El valiente Dickinson opuso resistencia al monigote con una espada y con una bandera de España, y salió victorioso para seguir con "Revelations", "For the Greater Good of God", "The Wicker Man" o "Sign of the Cross", con llamaradas, el escenario rojo y signos religiosos.

Aunque el auténtico clímax llegó con el anticristo. Después de la aplaudida "Fear of the Dark" fue el turno de "The Number of the Beast", el verdadero legado de estas bestias del género.