El emotivo sueño de Gerardo se está compartiendo en redes sociales desde que, hace solo cuatro días este sordociego vigués hizo llegar una misiva a la organización del Discamino. "A finales de julio de 2019 quiero ir desde Suiza hasta Santiago, 3.000 kilómetros", escribió el discapacitado que inauguró hace una década dicho proyecto con el sargento de la Policía Local de Vigo, Javier Pitillas.

En tan simpática carta, Gerardo Fernández da indicaciones de todo lo nesario: "Dile al jefe del banco que me dé dos o tres libretas para sacar dinero en Francia€", indica, a lo que sigue "una furgoneta llena de comida€ y muchas aceitunas".

"Tienes que llevar la silla de bici porque va a ser muy duro y hay que hacer mucho deporte con las piernas".

Además, Gerardo Fernández asegura que "tiene muchas ganas".

Ante tal propuesta, un Javier Pitillas feliz por la fuerza de su pupilo responde irónicamente pidiendo ayuda en Facebook: "Busco un buen abogado", reclama. "Necesito con urgencia un letrado que me ayude a redactar una denuncia contra mi antiguo amigo y pupilo sordo ciego, Gerardo. No sé si esto es un delito leve de chantaje, un delito grave de coacciones, o un delito más grave de extorsión", bromea.

La historia de Discamino empezó en agosto de 2009, cuando Gerardo hizo su primer Camino de Santiago pedaleando sobre un Copilot, triciclo tándem de origen holandés que un alma caritativa decidió donar para que pudiera cumplir su sueño.

Una vez en la plaza del Obradoiro, cuando la ruta había llegado a su fin y quienes habían acompañado a aquel entusiasta "peregrino aventurero" se felicitaban por haberla terminado sin percances, Gerardo pronunció unas palabras que les marcaron profundamente "Javier, busca más personas con problemas como yo para hacer el Camino muchos años".

La carta que envía hoy a Javier Pitillas se cierra con un "ánimo, valiente".