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David Trueba: "Hay que recuperar cierta intimidad con los espectadores"

"Sufrimos la desaparición de la clase media, también en el cine"

El cineasta David Trueba. // Jorge Fuembuena

El cineasta David Trueba (Madrid, 1969) regresa a las pantallas con "Casi 40", película que supone su reencuentro cinematográfico con Lucía Jiménez y Fernando Ramallo, protagonistas de su ópera prima: "La buena vida" (1996).

-¿Cómo fue volver a trabajar con Lucía Jiménez y Fernando Ramallo, dos décadas después de esa película que tanto les marcó?

-No se trata de un reencuentro de no verse; nos hemos ido viendo, he ido siguiendo su carrera y han estado siempre muy cerca de mí. Pero sí que es verdad que hubo un momento en el que sentí que llevaban mucho tiempo sin hacer películas, centrados en otras cosas. Y después de escribir "Tierra de campos", mi última novela, me quedó un hilo sobre el mundo de la música, y empecé a plantearme qué pasaría si el personaje de Lucía hubiera seguido un camino diferente, renunciando a las dificultades de la carrera musical por una vida familiar, y el personaje de Ramallo fuera el que la sacara de ahí. También que el pasado fuera muy importante para los dos, una especie de tensión entre ellos por un malentendido sobre lo que ocurrió en su primer amor. Empecé a tirar de ese hilo hasta que tenía un guión. Entonces les llamé, concretamos fechas y empezamos a rodar esta película sin preguntar a nadie, sin pedir dinero. En la carretera, haciendo lo que queríamos sin que nadie se entrometiese.

-El resultado es una película muy íntima. En eso recuerda a "Madrid, 1987".

-Es que para mí tiene algo, sí. Cuando hacía "Madrid, 1987" muchos amigos del cine me decían: "estás loco, ¿cómo te metes en algo así, tan salvaje, sin someterte al circuito convencional?". Les dije: "Es que me han cerrado todas las puertas para hacer la película". Pero los actores querían hacerla y fueron el impulso, así que nos encerramos trece días en aquel baño, y la hicimos. Fue una experiencia tan placentera que con esta volví a recuperar ese espíritu. Y hay algo común en ciertas formas de hacerla, pese a que son películas totalmente distintas, empezando por los paisajes abiertos de ésta.

-Pero la película pivota también sobre ellos dos, sobre sus miradas, sus conversaciones...

-Es que yo me manejo bien en esas distancias, en ese tamaño. Relaciono casi siempre intimidad con profundidad y masa con superficialidad, aunque no tiene por qué ser siempre así. Y creo que en la relación de los espectadores con el cine hay que recuperar una cierta intimidad, olvidarse un poco de los demás. La palabra "público" me gusta porque me encanta ver las cosas juntos y socializar, pero también me ha preocupado siempre un poco porque le roba un poco la individualidad de los espectadores, y me gusta tratar a la gente como individuos.

-¿Puede ser que por los cambios de la industria, con la entrada de las televisiones, en España estemos dejando de lado un cine más pequeño, o más mediano?

-Eso es interesante, porque creo que se produce exactamente lo que está pasando en otros ámbitos de la sociedad, que es la desaparición de la clase media. Hay unos diseños para el "blockbuster" y un abandono total de la película media. Pasó antes en la música, empieza a pasar en la literatura y no nos damos cuenta que es contagio de un modelo económico que va a provocar grandísimos problemas de convivencia.

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