Laureano Oubiña Piñeiro, que fue condenado por tráfico de hachís en tres ocasiones, dijo ayer junto al pazo de Baión. "Los mayores narcotraficantes de España no están en la cárcel ni salen en los periódicos. Unos llevan la fama y otros cardan la lana". Fue una de las declaraciones que realizó en la presentación de sus memorias, "Toda la verdad". Fue un acto atípico, en el que el cambadés se ofreció a contestar las preguntas de la prensa sin preámbulo alguno. "El de narcotraficante no es un trabajo fácil. Conozco el trabajo de la tierra. Sé lo que es trabajar en los camiones, en el mar, y no hay peor trabajo que el de contrabandista o narcotraficante. Terminas reventado por el estrés", dijo. A la pregunta de qué mueve a algunas personas a cruzar la línea y a traficar con tabaco o drogas, señaló: "Contrabandistas de verdad hubo pocos, oportunistas muchos. Es la adrenalina, el que lo lleva en la sangre no lo hace por dinero". Admite que vio la muerte de cerca más de una vez por culpa de sus negocios ilícitos, "la primera fue por un asunto de tabaco, en el muelle de Meloxo, en O Grove", y sobre otro histórico capo arousano, José Ramón Prado Bugallo, "Sito Miñanco", dijo: "Amigo mío era antes y va a seguir siéndolo toda la vida. Es una gran persona".

Oubiña hizo uso de las respuestas jocosas e irónicas que le hicieron famoso en toda España durante el juicio de la "Nécora". Cuando le preguntaron si no temía demandas por la publicación de su biografía, respondió que no. En otro momento, zanjó la cuestión de por qué nunca buscó un acuerdo judicial para suavizar sus condenas con un rotundo "antes muerto que chivato". Y declaró que el negocio del narcotráfico sería imposible sin la complicidad de algunos miembros de las fuerzas de seguridad. "Les tenías que dar la maquía", en alusión a la práctica tradicional de dar parte de la cosecha al molinero.