Diez años de "exhaustiva" y minuciosa restauración y una inversión de 6,2 millones de euros han sido necesarios para desvelar la policromía original de la gran obra del Maestro Mateo, el Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela, gracias a la colaboración de las instituciones capitaneadas por la Fundación Barrié.

Una capa de suciedad, sales, restos biológicos y acumulaciones acrílicas y de mortero cubrían la superficie de la joya del románico y le daban un aspecto grisáceo y apagado. Sin embargo, la restauración iniciada hace una década desveló un secreto: el Pórtico de la Gloria conservaba aún buena parte de sus tres policromías originales que ahora, retirados los andamios que lo han cubierto durante estos años, impresionan con su viveza.

Durante la intervención se ha confirmado la existencia de tres policromados al óleo que cambiaron en diferentes etapas la imagen del Pórtico. La primera de ellas, con decoración medieval, aún permanece en vestigios como el ángel que porta la columna o los que portan la cruz. Además de pigmentos originales, se han identificado láminas metálicas de oro y plata.

La segunda policromía data del siglo XVI, coincidiendo con las primeras modificaciones de la fachada exterior del Obradoiro. El uso del color es diferente en este ámbito y los tonos son más intensos. Aunque los materiales utilizados no fueron tan exclusivos, la singularidad más destacable es la decoración de mantos y túnicas con técnicas de origen flamenco.

La tercera policromía, la más visible en la actualidad, data del siglo XVII y cuenta con una paleta cromática muy similar a la renacentista, con más presencia de oro.

Fue Crispín de Evelino el que policromó rostros, manos y pies en 1651, dejando constancia en un documento conservado en el Archivo de la Catedral. A partir de ese momento aparecen policromados parciales con intención reparadora en las zonas más degradadas.

"No se ha añadido ninguna policromía",precisó el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, durante la presentación ayer del final de esta "minuciosa" restauración. Y es que el color que puede contemplarse, sobre todo en el tímpano central de esta joya histórica, llama la atención, pero es, sin embargo, todo él original y restaurado.

Los tonos de las caras de apóstoles y profetas, las letras de las cartelas, los coloridos ropajes y hasta la sangre de Cristo que preside el tímpano central pueden observarse en detalle gracias a un proceso de rehabilitación que ha devuelto el esplendor a una historia que "comienza hace ocho siglos y medio", recordó monseñor Barrio.

Las actuaciones sobre el Pórtico, iniciadas en 2009, estuvieron enmarcadas en el Programa Catedral, promovido por la Fundación Catedral y la Fundación Barrié, en colaboración con la Consellería de Cultura de la Xunta y del Instituto de Patrimonio Cultural de España.

Intervención minuciosa

Este ha sido, en palabras del presidente de la Fundación Barrié, José María Arias Mosquera, uno de los "proyectos más importantes, largos y complejos" a los que se ha enfrentado la entidad, tanto por la "magnitud de la obra" como por la presión social existente. "No nos podíamos permitir el más mínimo error", ha dicho.

En 2009 se iniciaron los estudios de diagnóstico que permitieron la redacción de una propuesta de intervención. En total, se realizaron hasta 20 meses de monitorización de las condiciones ambientales del Pórtico y su influencia en la obra, así como estudios detallados antes de iniciar las labores, que atrajeron a investigadores nacionales e internacionales.

Además, fue necesario intervenir en fachada y cubiertas del Obradoiro para frenar la entrada de agua al recinto que estaba dañando los restos de policromía.

En 2015 se completó el montaje del andamio para poder acceder a todos los relieves del nártex y abordar su intervención directa, con técnicas de nueva generación.

Durante la restauración, se localizó en una junta del tímpano del Pórtico un cuchillo con restos de escayola y una caja de cerillas datada en el último cuarto del siglo XIX, "pruebas inequívocas" del vaciado en yeso que se realizó para el Victoria and Albert Museum de Londres en 1866.