Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Beatriz Fernández Gil: "Que haya un ministro abre un rayito de esperanza para la ciencia española"

La investigadora viguesa estudia la efectividad de la melatonina contra el cáncer en la prestigiosa Clínica Mayo, en Florida

La viguesa Beatriz Fernández, en los laboratorios de la Clínica Mayo. // Anna Carrano

A los biólogos se les clasifica de manera informal entre quienes calzan botas de campo y quienes visten de bata, prenda que siempre quiso utilizar Beatriz Fernández (Vigo, 1987) para "cacharrear" en los laboratorios. Bióloga por convicción y vocación, estudia la efectividad de la melatonina contra el cáncer en la Clínica Mayo, una institución de referencia internacional y el mejor hospital de EE UU según US News.

Titulada por la universidad compostelana con estancias en las de Burdeos y Alcalá, su primera intención fue especializarse en el campo forense. Realizó unas prácticas en el Instituto de Medicina Legal y trabajó como técnico de formación en Vigo para poder empezar en 2012 un máster en Genética y Evolución en Granada que incluyó una beca en Northumbria (Reino Unido).

Pero en 2013 y tras regresar al grupo granadino de Mariano Ruiz de Almodóvar, comenzó a trabajar en cáncer, otro ámbito que le atraía, a la espera de lograr una beca o financiación para poder hacer su tesis. El dinero llegó en forma de proyecto y la viguesa pudo iniciar una investigación tutelada por Germaine Escames sobre las propiedades de la melatonina, la hormona del sueño, en la lucha contra las células tumorales en cáncer de cabeza y cuello.

Y después de tres años de trabajo, en 2017 le llegó la "oportunidad increíble" de realizar una estancia en la Clínica Mayo, en su sede de Jacksonville (Florida), donde la acabaron fichando para realizar su postdoctorado. A la espera de publicar un artículo en una revista de impacto - Cancer Letters - para poder defender su tesis en Granada, Beatriz lleva nueve meses "adelantando trabajo" en EE UU.

"Aplicaré el mismo modelo pero ahora en cáncer de cerebro. La ventaja de la melatonina es que, por un lado, potencia los tratamientos de radio y quimio y, por otro, reduce sus efectos secundarios. Los resultados fueron muy buenos y es un campo muy esperanzador", destaca.

La revista de alto impacto Plos One ya se hizo eco el año pasado de sus avances y está a punto de conseguir una patente relacionada con dichos estudios. Sería la segunda, pues ya tiene otra, también relacionada con el cáncer, de su etapa en Granada.

"En mi caso, no he notado diferencia en cuanto a laboratorios. En España hay muchas infraestructuras y buenos equipos, pero faltan fungibles, no hay capacidad de poder hacer experimentos ni margen de error. Sin embargo, la inversión de EE UU es bestial y tienes libertad en este sentido. Y otro problema es la falta de becas de formación. Parte de la tesis te la pasas sin cobrar y resulta imposible si no cuentas con respaldo familiar", lamenta.

De ahí que contemple con esperanza que el nuevo Ejecutivo haya recuperado esta cartera: "Que haya un ministro y además familiarizado con el sistema abre un rayito de esperanza para la ciencia española. No sé qué margen tendrá porque los presupuestos están aprobados pero lo ideal sería conseguir un compromiso estable. Debería ser una cuestión de Estado, que no dependa del partido que gobierne, y con una inversión mínima constante. Los presupuestos de estos años han sido vergonzosos y así no hay país que vaya adelante".

La joven viguesa todavía no piensa en un futuro regreso pero quizá a partir de ahora los cerebros españoles en el exterior dispongan de más oportunidades. "Es imprescindible salir pero no sin billete de retorno al país que te formó", comenta Beatriz, que ya ha "hecho piña" para combatir la morriña con "los pocos españoles", incluidos dos gallegos, que coinciden en Yacksonvillle, la ciudad más extensa de EE UU.

La Clínica Mayo tiene allí uno de sus campus, junto con los de Rochester, donde está la sede principal, y Arizona. En total suman más de 3.700 médicos y científicos centrados en I+D y una plantilla global de 64.000 trabajadores.

Ella forma parte de un laboratorio multicultural dirigido por el neurocirujano mexicano Alfredo Quiñones, cuya historia vital está muy de actualidad estos días por la contestada política de Trump. En EE UU le conocen como el doctor Q y Disney contará su vida en una película. "Cruzó la frontera de forma ilegal con 18 años, lo deportaron y volvió a intentarlo. Trabajó en los campo de algodón y acabó estudiando en Harvard", admira la viguesa.

Otra de sus facetas que aplaude es cómo fomenta la relación entre los investigadores y sus pacientes: "Ellos y las familias vienen por el laboratorio. Es genial para recordarte que detrás de lo que haces siempre hay personas. Es muy motivador saber que trabajas para ayudarles".

Compartir el artículo

stats