La Junta de Andalucía ha asumido la tutela de once de los treinta hijos de un vecino de la localidad granadina de Marchal que supuestamente no los atendía correctamente. Aunque la administración autonómica no ha ofrecido detalles concretos sobre esta intervención, el jefe del Servicio de Protección de Menores, José Antonio Puerta, aseguró que la Junta actúa de la misma forma en todos los casos cuando tiene conocimiento de que existen menores que pueden sufrir un maltrato activo o pasivo, por negligencia o se encuentran desasistidos.

El caso de este padre residente en esa pequeña localidad de unos 400 habitantes, ubicada en la comarca de Guadix, era "conocido y seguido" desde hace años por parte de la Fiscalía de Menores, que ha coordinado su actuación junto a los Servicios Sociales de la Junta de Andalucía y la Guardia Civil.

Supuestamente los niños tienen edades comprendidas entre los 5 y los 12 años. La delegación en Granada de la Consejería de Educación ha informado a Efe de que los menores implicados no presentaban problemas de absentismo y que asistían con regularidad a los colegios de Marchal y Guadix donde estaba escolarizados.

En la pequeña localidad de Marchal, cuyo alcalde, Juan Manuel García Segura, ha preferido de momento no hacer declaraciones sobre el caso, al igual que distintos vecinos consultados por Efe, otros apuntan a que el padre mantiene una convivencia "normal" en una casa cueva con tres de las cuatro madres de sus hijos. Estas mujeres estarían de acuerdo con este tipo de convivencia, según algunos testimonios vecinales, que han aclarado que, aunque él ahora estaría enfermo, sí ha trabajado con anterioridad.

Sin embargo, el padre -llamado Juan Manuel- ha negado que los menores vivieran en situación de "desamparo" y ha considerado esta retirada un "secuestro" y ha asegurado que se gana la vida "honradamente". Juan Manuel ha indicado que sus hijos están escolarizados en dos colegios de Marchal y de Guadix, iban clase "de lunes a viernes" e indicó que viven "bien, con lo suficiente para comer".

La situación de este vecino de Marchal, conocido como El Canuto, ya trascendió públicamente hace diez años, cuando fue entrevistado por un programa de TVE en la casa cueva en la que convivía por entonces junto a algunos de sus hijos y dos de sus cuatro mujeres -las otras dos residían en Castilla-La Mancha con el resto de su descendencia, según su testimonio-.

"Trabajar no he trabajado nunca. Yo no sé lo que es trabajar", relataba este hombre, actualmente de unos 60 años, que sí decía ganarse la vida de vez en cuando haciendo canastas de mimbre. En presencia de dos de sus mujeres, una de las cuales manifestaba haberse casado con él veinte años atrás, cuando tenía 12 años, el hombre respondía así sobre los motivos por los que tenía tantos hijos: "Nosotros matar no matamos. Lo que Dios quiera que venga, aquí estamos".

Y decía no haberse separado de sus mujeres porque, al haberse permitido "el lujo de tener muchos hijos", tenía que echarles "una manita" para dar de comer a los niños.