El día que se cumplía un año del fuego que arrasó más de 50.000 hectáreas en Pedrógão Grande y los municipios colindantes, familiares de los fallecidos, vecinos y autoridades se juntaron en las zonas afectadas para homenajear a las víctimas de la mayor tragedia forestal de la historia de Portugal. Hubo 66 víctimas, centenares de heridos y 500 casas quemadas en un incendio que tardó una semana en ser controlado.

Numerosos actos a lo largo de todo el fin de semana rememoraron la fatídica fecha con la presencia constante del presidente del país, Marcelo Rebelo de Sousa, que en 2017 ya se volcó en apoyar a las víctimas en el terreno y un año después volvió a Pedrógão Grande con palabras de luto con las que también animó a seguir adelante.

"Hoy (por ayer) es un día para recordar con dolor, luto y añoranza lo que pasó hace un año, pero también para mirar al futuro", dijo durante la inauguración de un monumento en memoria de las víctimas en Nodeirinho, una pequeña aldea en la que murieron 11 de sus entonces 40 habitantes. La pieza se ha instalado junto a una fuente donde la gente de la aldea acudió a refugiarse el día de la tragedia para huir de las llamas y del intenso calor. El memorial, obra del vecino João Viola, está formado por dos piedras -una de ellas traída la semana pasada desde la playa de Almuñécar (Granada)- y tiene en la parte trasera otra placa con los nombres de los 11 fallecidos.

Los vecinos de Nodeirinho invitaron al jefe del Estado luso a la inauguración para agradecer su apoyo tras el incendio. "Estuvo con nosotros cuando le pedimos ayuda y actuó cuando fue necesario, por ejemplo, para que construyeran cuando antes las casas quemadas", explicó a Efe Dina Duarte, una vecina de Nodeirinho que asesora a las víctimas. El 60 por ciento de las viviendas de primera residencia están concluidas y el resto en obras.

Antes de la inauguración, una misa en memoria de las víctimas congregó a centenares de personas en la iglesia de Pedrógão Grande, con vecinos, familiares y otras autoridades que llenaron el templo, lo que obligó a algunos asistentes a seguir la ceremonia desde la puerta. Entre los presentes estuvieron el propio Rebelo de Sousa y el primer ministro luso, el socialista António Costa, que a su salida aseguró en declaraciones a periodistas que Portugal está más preparado que hace un año para afrontar los incendios pero que todavía queda trabajo por hacer.

"Hay dos cuestiones estructurales que el país tiene que abordar: la necesidad de revitalizar el interior y la de la reforma forestal (...) temas que infelizmente ganaron visibilidad con esta tragedia", dijo Costa, que añadió que es un trabajo "a largo plazo" pero que también exige una "respuesta inmediata".