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Trasplantados y donantes de órganos en Galicia

La solidaridad de los gallegos vale un riñón

Galicia es la segunda comunidad en número de trasplantes renales de donantes vivos: 255 en la última década

Hugo Barreiro

La joven Carolina Ojea trajo al mundo a Lucas un 17 de octubre y solo tres años más tarde por las mismas fechas daba una nueva vida, aunque en esa ocasión a su pareja: el vigués 'Uka'. Así conoce todo el mundo a Óscar Durán, bajista del grupo Eladio y Los seres queridos que ayer actuó en el festival "Surfing The Lérez" en Pontevedra gracias -en gran parte- a la decisión que tomó su mujer de donarle un riñón a finales de 2016. "Veía que se estaba poniendo mal a pasos agigantados; tenía insuficiencia renal crónica y en los últimos tres años su salud fue empeorando... ", rememora Carolina, que decidió enseguida cederle un órgano. Además de encajar como pareja, pronto supieron que sus riñones eran totalmente compatibles. Ambos pasaron por el quirófano el mismo día en A Coruña. La generosidad de su chica evitó que Uka se enganchase a la diálisis de por vida y que tuviera que olvidarse de las giras, del grupo... y de la vida en familia. "Estaba muy cansado y deteriorado", añade Uka. Carolina luce hoy con orgullo una cicatriz, "no mucho mayor que la de una cesárea", bromea. Uka toma pastillas: "un mal menor".

El vigués ha sido uno de los 28 trasplantados renales que ese año recibió un órgano de un adulto compatible en Galicia y que el año pasado ascendieron a 31. El caso de esta familia es sorprendente, además, porque la solidaridad y el amor se repiten en el árbol genealógico. Cuatro personas viven hoy en día con seis riñones. ¿Cómo? La razón es que la insuficiencia renal que sufre Uka parece de origen genético y su padre fue objeto de la misma operación tres años antes que él: su madre donó un riñón a su marido, Óscar. Una nueva vida que les permite, por ejemplo, disfrutar estos días de un viaje en Grecia.

Pero no son casos aislados. Cada quince días, en Galicia alguien recibe un riñón de un donante vivo gallego; un gesto altruista que puede salvar una vida o evitar vivir enganchado a una máquina de diálisis. De hecho, la comunidad lidera el ránking autonómico, con 11,5 trasplantes renales de donante vivo por millón de población -solo por detrás de Cataluña, con 17,6- y seguida de País Vasco (8,7) Aragón (8,5) y Asturias (7,4), según datos revelados por la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).

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En los últimos diez años, los dos hospitales gallegos autorizados para realizar trasplantes renales (CHUAC y CHUS) 'repusieron' un riñón a 255 pacientes gracias a la donación de otra persona que decidió voluntaria y libremente vivir solo con uno. "Desde que en Galicia se comenzó con el trasplante renal de vivo, creció de forma impresionante", explica la coordinadora autonómica de Trasplantes, Encarnación Bouzas, que destaca en líneas generales que "a diferencia del donante cadáver, los riñones de donantes en vivo suelen proceder de personas más jóvenes" e ir destinados también a pacientes que aún no comenzaron la diálisis.

FARO ha recabado también el testimonio de otro de los últimos casos conocidos públicamente: el alcalde de Nigrán, Juan González, que pudo donarle un riñón a su hijo de 16 años para evitarle pasar el resto de su vida en diálisis. La operación se realizó en octubre del año pasado en la madrileña La Paz. "La decisión no fue difícil; fue una suerte que haya podido ser yo el donante", celebra el regidor que poco después del postoperatorio participó en la carrera San Silvestre y este año, ya en la Vig-Bay. "A mi hijo le ha cambiado la vida para mejor; ya hace deporte y lleva una vida casi normal. Hace tres meses que va al Instituto", aseguró ayer mismo el regidor de Nigrán. De hecho, mientras se escriben estas líneas el joven Juan está en una excursión de fin de curso en Barcelona. Eso sí, sigue toda la medicación prescrita a rajatabla y tiene por primera vez un móvil por si surgiera algún percance. "Recientemente compitió en una carrera de 3.000 metros", asegura orgulloso el progenitor, también aficionado al deporte. Ambos cumplieron juntos uno de "los sueños de su vida al celebrar la recuperación del trasplante hace tres meses en el mundial de atletismo en Birmingham." Entre los cambios más palpables del joven está la alimentación. Hasta ahora apenas podía consumir productos altos en proteínas como carne o pescado.

Realmente, el de riñón era el segundo trasplante para Juan hijo. El primero, de médula, le permitió ganar la batalla hace seis años a la anemia de Fanconi, una enfermedad rara que padecen menos de una docena de personas en Galicia. "Desde los 2 años hasta los 11 estuvimos intentando conseguir una médula para mi hijo", destaca el padre. "Fue muy duro todo el tiempo de espera por una médula compatible y durante el pretrasplante su vida corrió mucho peligro", explica Juan González. Por fin, la suerte quiso que el donante apareciese a 10.000 kilómetros, en Hawai. Fue su salvoconducto para seguir viviendo. Aquella operación en el hospital Niño Jesús de Madrid fue todo un éxito. "Aquello fue mucho más complicado", reconoce. Y es que los riñones del pequeño estaban dañados. La enfermedad los había afectado y el tratamiento para consolidar la médula aceleró el deterioro. Tanto, que en los últimos diez meses funcionaban al 10 por ciento de su capacidad. "El año pasado tuvimos la suerte de saber que yo era compatible con él. Saber que podía donarle un riñón fue la mejor noticia de mi vida", indica Juan González.

Al mismo tiempo, quiere restar importancia al postoperatorio: "A estas horas no sé si me quitaron el riñón izquierdo o derecho. Lo pasé mal al principio, pero son solo los quince primeros días", agradece. Otra de las razones de su alegría es que, a pesar de todo, su hijo reconoce haber tenido a lado de él y su mujer Ana Pérez -una valiente madre- una "infancia súper feliz".

Y todos estos testimonios no buscan un aplauso o el fácil reconocimiento social de un gesto solidario. Quieren visualizar a la población -según sus palabras- que con la donación de órganos "puedes salvarle la vida a una familia entera".

Gracias a los donantes y al sistema español de trasplantes en la última década se han efectuado en España 3.172 trasplantes renales de donante vivo, una práctica que tiene un marcado acento femenino, ya que 7 de cada 10 donantes españoles son mujeres de entre 46 y 60 años, mientras que los receptores son mayoritariamente hombres (el 67 %).

Según datos de la ONT, el donante más joven tenía 28 años y el mayor 76. En el caso del receptor, la edad mínima fue de 5 y la máxima de 76 años y el 95,5 % de los receptores fueron adultos, mientras que sólo el 4,5 %, niños.

La relación que une a donante y receptor es mayoritariamente de pareja en España -así fue en 111 casos el pasado año- y hubo también 67 donaciones de madres, 61 de hermanos y 36 de padres. Entre los donantes también hubo 24 familiares de segundo y tercer grado, 14 participantes en el trasplante renal cruzado, 12 donaciones de hijos y 7 de amigos.

Otra figura que se empieza a abrir paso en España es la del "buen samaritano", como se denomina a alguien que dona un órgano a un desconocido, y que en su mayoría son hombres de una edad media de 49 años, sin cargas familiares y que han tenido una clara trayectoria vital altruista. En los últimos 8 años, la ONT ha recibido más de 250 solicitudes, de este tipo, de las que 14 ya han dado su órgano, lo que ha permitido realizar hasta 39 trasplantes en cadena o renales cruzados. De momento, según fuentes sanitarias consultadas, no se ha dado ningún caso en Galicia.

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