Alejandro Almón iba a ser trasladado como preso pero en el último momento ha sido repatriado desde Perú como hombre libre. Por eso, su madre, de 82 años, no sabe que su próximo plan es ir a Vigo a reunirse con ella. "Ir a ver a mi madre, que es lo que más añoro, y tomarme una cerveza", se ríe. Es uno de los 67 españoles que los Ministerios de Interior y Exteriores repatriaron ayer desde Perú.

"Lo primero que he hecho ha sido besar el suelo", dijo en el aeropuerto de Madrid-Barajas. Con 47 años y, según cuenta, 87 kilos más delgado que hace siete años, cuando entró a cumplir condena en una cárcel peruana. "Vivíamos con ratas y teníamos que pagar por vivir en la cárcel, por comer, si no pagas no hay hospital, te puedes estar muriendo que si no hay dinero no te atienden, la atención al extranjero es nula", cuenta este español, que asegura que en siete años ha visto morir a 19 españoles en la cárcel por falta de atención.

Un total de 31 son reclusos que fueron trasladados desde el avión a cárceles españolas para cumplir sus condenas, otros 31 han sido repatriados por motivos humanitarios y cinco más, entre los que se encuentra Alejandro, estaban en prisión pero han visto conmutada su pena.

Al aeropuerto se trasladaron efectivos de Cruz Roja y Samur Social para ayudar a quienes necesiten trasladarse a otros lugares de España o no tengan familia o medios de subsistencia. Apenas media docena salen acompañados de familiares.

Casi todas las historias se parecen. Todos los presos cumplen condena por tráfico de drogas, algunos dicen que los engañaron y otros que cometieron "un error", pero ahora están contentos, incluso --dice Alejandro-- los que van a la cárcel.

Perú llegó a ser el país con más presos españoles en el exterior, con más de 300 a principios en 2016, pero ahora quedan 77, según datos del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, principalmente gracias a los tres vuelos de repatriación organizados por el Gobierno desde principios de 2017 (con un total de 93 reclusos).