Los videojuegos de supervivencia del tipo battle royale están de moda entre los chavales. Se trata de juegos de combate mortal con equipos que colaboran en línea. Solo puede sobrevivir uno, y los jugadores deben matar para no morir. El principio es el mismo que el de la popular saga novelística y cinematográfica distópica "Los juegos del hambre". Los videojuegos más populares de este género son "Battleunknown's Battlegrounds" y "Fortnite". El segundo, afirman los más alarmistas, crea adicción, y en Reino Unido ya ha trascendido un primer caso de adicción grave.

Según cuentan medios británicos como el periódico "The Mirror", una niña de 9 años se encuentra en rehabilitación por su adicción al "Fortnite". Sus padres, horrorizados, la enviaron a terapia intensiva al descubrir que se había orinado encima para continuar jugando.

El origen de este subgénero de supervivencia está en la novela "Battle Royale", escrita por el japonés Koushun Takami y publicada 1999 en Japón. Se convirtió en un best seller y fue llevada al cine con el mismo título en 2002.

David Arráez, analista tecnológico y autor de la página de FARO "El Ciberdiario", ha explicado en el podcast SER 4.0 que lo que está enganchando a los niños de "Fortnite" es "su magnífica estética de cómic, de aspecto más infantil, junto a una tipología más adulta".

Se trata, recuerda Arráez, de un videojuego gratuito, aunque el primer día de su lanzamiento facturó 1.8 millones de dólares. Los jugadores pagan para comprar uniformes, skins (apariencias) e incluso bailes. Tiene ya 45 millones de usuarios y factura un millón de dólares al día.

¿Qué hacer? David Arráez lo ve más como un problema de "padres irresponsables", más que de niños. El experto aconseja que el videojuego sea "un premio para horas concretas y para buenas notas, no una forma de vida. No pasa nada si le quitamos el videojuego al niño, aunque para ello tengamos que esforzarnos más como padres".