El miedo a engordar puede desembocar en un trastorno de la alimentación e incluso en la muerte. Este mismo año fallecía en Río de Janeiro una estudiante de tan solo 14 años por un fallo cardiorrespiratorio a causa de la anorexia que padecía. Y esta es solo una de las víctimas que se cobran los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), un problema que debuta cada vez a edades más tempranas. Pero detrás de estos trastornos subyacen otros problemas, además de la obsesión por la delgadez, alimentada en gran parte por una sociedad en la que predomina el culto al cuerpo, con especial presión para la mujer.

"El trastorno de la conducta alimentaria es la manifestación de que algo en la vida de la persona no está funcionando. La comida es utilizada como forma patológica de resolver conflictos emocionales. A través del TCA, la persona intenta establecer una identidad personal, modificando su imagen corporal. Busca la seguridad en sí misma en la delgadez y en el control de la comida", explica María Blanco Suárez, psicóloga y vocal de la junta directiva de la Sección de Psicoloxía e Saúde do Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia (COP).

Atrapada en un bucle

Según la especialista, una vez iniciado el ciclo restricción-ayuno o de atracón-vómito, la persona queda atrapada en un bucle y la comida pasa a ocupar toda su actividad física y mental. "En muchas ocasiones, el trastorno le ha dado sentido a su vida. Por eso sigue sin tener conciencia de enfermedad", dice.

Nueve de cada diez personas afectadas por TCA son mujeres. Las adolescentes y quienes realizan cualquier práctica deportiva o artística en la que el aspecto físico esté especialmente valorado, como ballet, boxeo o atletismo, son los colectivos más vulnerables, según esta especialista, que añade que la franja de edad de mayor riesgo se se sitúa entre los 14 y los 18 años. Sin embargo, estos trastornos aparecen cada vez a edades más tempranas. "La edad de aparición se está adelantando, de forma que cada vez es más frecuente que estos trastornos debuten en la preadolescencia. La anorexia se ha estabilizado en los diez últimos años. Sin embargo, los comportamientos bulímicos han aumentado exponencialmente, sobre todo en los hombres", explica.

Según la psicóloga, en función de la edad y el sexo, es más frecuente uno u otro TCA: "Antes de los 12 años, son los niños los que tienen más riesgo de desarrollar una anorexia. A partir de los 12 años, el riesgo disminuye en niños y aumenta en niñas. En la práctica clínica se observa que en las mujeres se presenta una sintomatología mixta, con comportamientos anoréxicos y bulímicos y en los hombres predomina una sintomatología de tipo bulímico".

Cambios en el patrón alimentario, una preocupación continua por la comida, una determinación por hacer dieta y mantenerla sin necesidad, cambios en el peso sin explicación, problemas de menstruación en el caso de las niñas, irritabilidad, aislamiento y dificultades en el aprendizaje son historia previa son algunas de las señales de alerta." Es posible que la persona que padece un TCA lo niegue pues no tiene conciencia de problema y probablemente no quiera recibir ayuda. La familia debe ser firme, mostrarle su apoyo y a su vez solicitar ayuda profesional", afirma.