Rebeca Lane visita Galicia con su rap latino cargado de historias de mujeres diversas y de la lucha del pueblo de Guatemala. Ayer impartió una charla en Vigo con la Marcha Mundial das Mulleres, y mañana a las 22.30 horas actúa en la sala viguesa La Fábrica de Chocolate.

-Es su primera vez en Galicia y viene a presentar el disco "Obsidiana".

-El 4 de mayo salió el disco y tocaré las canciones nuevas pero también temas míos que son ya conocidos aquí. Presento especialmente la edición para Europa que sacó una discográfica alemana, porque en la edición que hago yo es todo de manera independiente. En realidad, a ninguna discográfica le apetece apoyarme por allá.

-¿Cómo describe su directo?

-Es una velada interesante porque puedo compartir la historia de mi país y de las mujeres de América Latina a través de la música; y no solo a través de la letra porque no solo se escuchará rap. Lo que hago es rap latino porque tiene ritmos tradicionales. En este disco hay una marimba, hay cumbia y música andina. Es una noche para disfrutar, a pesar de que mis letras puedan ser muy duras.

-A Vigo ha venido también como socióloga, para impartir una conferencia organizada por la Marcha Mundial das Mulleres.

-En realidad la charla no la doy como socióloga, sino como una mujer guatemalteca y me gusta que la gente que viene a los conciertos se vaya con un contexto de lo que dicen mis canciones. Pretendo visibilizar las violencias que se dan en Guatemala y que no se conocen a este lado del charco. Y así despertar la solidaridad con nosotros.

-Cuando habla de violencias, ¿a qué se refiere?

-El año pasado di varias charlas sobre el asesinato de 41 niñas que fueron quemadas en un hogar que se llama Virgen de la Ascensión, responsabilidad del Gobierno de Guatemala. El Estado tenía la custodia legal de estos menores por distintas razones. Se escaparon denunciando que sufrían torturas y abusos sexuales y la policía los capturó y los encerró separando a niños y niñas. En el aula de las niñas comenzó un fuego y la policía no les abrió la puerta por lo que de las 56 niñas, 41 fallecieron. Este caso impactó mucho, pero hace ya un año y no se ha avanzado nada en los juicios para determinar quien debe asumir la responsabilidad por estos crímenes.

-¿Son frecuentes estos casos?

-Buena parte de la sociedad ha querido ignorarlo, somos pocas las personas que seguimos dándole visibilidad. No es habitual, pero ha habido casos similares. El Estado de Guatemala es terrorista y acciones como esta confirman que, aunque ya no estamos en guerra, sigue siendo genocida y eliminando la vida de las personas que deciden protestar.

-¿Y no sufre represalias por hablar de ello?

-Siento que no he tenido ningún tipo de consecuencia hasta el momento. Las personas que hacemos arte no nos hemos enfrentado a la represión porque en estos momentos se concentra en los liderazgos campesinos. Van seis líderes comunitarios asesinados en menos de un mes.

-Usted es feminista, ¿puede serlo en su país?

-Siento que en nuestros contextos el feminismo es entendido como un privilegio porque las mujeres que nos identificamos como tal somos universitarias y de clases medias. Pero nuestra historia está llena de mujeres que luchan por la vida de otras mujeres y por la supervivencia del territorio, es un feminismo entendido como algo colectivo y comunitario desde la óptica de la supervivencia de los pueblos indígenas.