"Mi abuela siempre decía que todo lo que lleva agua salada cura. Luego descubrí que Karen Blixen, la autora de "Memorias de África", también lo decía. Con lo cual, o mi abuela se adelantó a ella o porque estaba en el lenguaje colectivo. Ella siempre decía que llorar curaba, sudar curaba y que el agua del mar Y aquí de mar sabéis bastante. Esa idea me iba dando vueltas y quería escribir una novela que curara. Que fuera como una tirita". Así hablaba en Vigo el escritor y periodista Màxim Huerta hace tan solo dos días, apenas 48 horas antes de ser nombrado nuevo ministro de Cultura. Lo hacía en el Club FARO, en la presentación de su último libro, "Firmamento" (Espasa).

Una novela, la séptima del valenciano, que definió como luminosa. Un adjetivo que utilizó en oposición a su anterior ficción "La noche soñada". "Fui capaz de escribirla pero no de verbalizarla, no di ninguna charla sobre ella. Ahora puedo venir y deciros: ¡qué a gusto he estado viviendo en esta novela! Yo no creo que cure escribir, que cura leer; y si tuviera que elegir entre una de las dos cosas escogería leer. Pero con esta novela me propuse que me curase porque disfruté escribiendo", aseguró.

Con "Firmamento", reveló Huerta al periodista vigués Rafa Valero, el autor se llevó la contraria a sí mismo. "Con la novelas siempre he dicho 'leedlas tranquilos, disfrutadlas. Pues con esta novela quise que fuera rápida, veloz, sutil y al mismo tiempo dura, pero que fuera una novela vertiginosa. También por eso he disfrutado escribiéndola, porque era un reto en contra de lo que siempre pienso", contó.

La novela es un solo día en la vida de dos personas. Una sola noche. "Yo creo que hay relaciones de un día que te marcan para siempre, en cambio hay otras que duran toda la vida y no te dejan huella. La huella es más por el peso de los sentimientos que pongas en cada momento. Mi madre yo creo que todavía recuerda a un tal Aurelio de un baile de verano", explicó el escritor.

"La novela es como un combate de boxeo", aseguró Valero. Y es que en la novela no hay personajes secundarios, solo están los dos protagonistas: Ana y Mario. "Y el mar", sostiene Huerta, "pero el mar como protagonista. Un mar del que rompe, que de pronto aparece azul y al momento es negro. Un mar que va contra las rocas. Quería que el mar reflejara los sentimientos porque creo que somos lo más parecido al mar que existe: somos el mismo pero cada día parece diferente".

Pese a lo que pueda parecer, y así lo quiso dejar claro el valenciano ayer en el Auditorio Municipal do Areal, "Firmamento" no es una novela de amor. "Hay una manía de considerar que las novelas de amor son un género menor cuando lo que todos queremos es estar enamorados y cuando no nos ponemos un bolero para hacernos daño. Pero en este caso la novela no es de amor, sino de sentimientos", apuntó.

"Es la típica novela situada en el verano, con esa sensación de infinito que se crea ese día de verano cuando por fin de olvidas del reloj. Por eso están los dos frente a frente con sus contradicciones. Uno viene de Madrid y otro de Barcelona, y ninguno encaja en sus vidas", describió Huerta.

El lugar en el que se encuentran los protagonistas es un hotel en Formentor (Mallorca), y allí nació la novela, según desveló ayer, justo unos pocos días antes de su anterior visita al Club FARO, en la que presentó el cuaderno de bitácora "Mi lugar en el mundo eres tú" (La Esfera de los libros).

"Es un lugar que tiene un firmamento de estrellas que han pasado por allí. Me parecía que era el lugar para situar a dos personas que necesitan curarse y cada uno con sus mentiras. Porque es un libro que habla de las mentiras que nos inventamos", explicó Màxim Huerta, "cuando conoces a alguien empiezas a mentir porque te muestras como mejor eres. Como cuando viene alguien a casa y sacas el mejor mantel, o en un primer encuentro con alguien cuando le dices que te gusta mucho Wes Anderson. Cambias tu forma de ser porque empiezas a enseñar tu avatar, como te gustaría ser. Y eso es un poco ellos en la novela, al final esto va de las vidas que nos inventamos a diario".

"La mentira, excepto en política, siempre es ficción; es ese mundo que tú creas", agregó tras reflexionar, con la complicidad del público asistente a la charla de ayer, que la escuela de la mentira es la familia y que con ella aprendemos a mentir. Así que la novela tiene dos protagonistas y dos narradores, "para que el lector no se pueda poner de parte de ninguno y los dos cuenten la historia", señaló el autor.